Tras una jornada de viernes intensa y en la que, como ya dijimos en la entrada previa, los triunfadores fueron los grupos nacionales, nos levantamos con ganas de más, esperando que el sábado fuera al menos tan intenso como el día anterior.
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Para nosotros, el primer evento del día tuvo que ver con Millencolin. A las 13:00 de la tarde nos pasamos por la cerverería Casa Lúpulo para desgustar tres cervezas IPA presentadas por Nikola Sarcevic, vocalista del grupo sueco. Mucho curioso y muchas camisetas de grupos llenaron la cervecería en cuestión de segundos. Nikola hizo acto de presencia y estuvo muy cercano y dicharachero, charlando con todo aquel que se acercó por el acto. Las cervezas, a nuestro parecer riquísimas, unas IPA afrutadas que servían como calentamiento para un día lleno de punk rock noventero. Buen comienzo de sábado.
Aprovechando que la cervecería estaba a escasos minutos de la Plaza del Ayuntamiento (y teniendo en cuenta que nos moríamos de ganas de ver a Bala en directo) matamos dos pájaros de un tiro. A eso de la 14:15 llegamos a una plaza abarrotada donde el sol golpeaba con fuerza. Gran ambiente y expectación para ver a las chicas de Bala, quienes dejaron boquiabierto a más de uno. Fuerza, rabia y potencia en un directo aplastantemente exquisito. Incluso cuando uno de los amplís dejó de funcionar, el gran solo de batería levantó al público como si estas chicas llevarán tocando toda la vida. Alucinante. Me muero de ganas de verlas en sala.
El conciertazo nos levantó hambre y llegó la hora del deseado cachopo. Lo que nos ideaba por delante era intenso y la necesidad de afrontarlo con la barriga llena era casi una obligación. Vuelta a Casa Lúpulo (donde aún seguía Nikola), una última cerveza y hacia Laboral sin perder tiempo.

LLegamos al recinto un rato antes de la actuación de Millencolin. Los que me conoceís sabéis que amo el grupo (más que nada por todo lo que representa), pero que hace tiempo que no les tengo mucha fe en directo. Desgraciadamente, no me equivoqué. Sí, en un festival son divertidos, le ponen ganas y cantan clásicos (cada vez menos, ya que anterior al Pennybridge Pioneers sonaron dos/tres temas solo). No, no esperéis un directo impoluto y lleno de energía y velocidad. Nikola no llega, y es una cruda realidad. Los problemas que tuvieron tocando «The Ballad», lo corroboran. Con los nuevos temas la cosa cambia, ya que estos están adaptados a un ritmo que se ajusta más a la realidad actual del grupo. «Bring Me Home», «True Brew» y los temas actuales ofrecen muy buen rollo. Eso sí, de las 10/15 veces que he visto a Millencolin, esta ha sido la única en la que no tocaron «Bullion». Imperdonable (o no).

Tras un concierto con sabor agridulce, y un cambio en el horario por el cual Bad Religion se colaba delate de Lagwagon en el horario no impreso, solo tuve tiempo para ver un pedacito de Niña Coyote eta Chico Tornado. Alucinante directo, actitud y aptitud. Prometo prestarles toda la atención que se merecen la próxima vez que nos volvamos a cruzar. De momento, ya estoy flipando con su música de estudio.

De Los Hives se pueden recalcar dos cosas. Una, que abarrotaron la plaza de La Laboral (con espectadores del EuroYeyé incluidos) para transformarla en una auténtica fiesta. Y dos, que esa fiesta duró el tiempo que les apeteció tocar, porque los últimos quince minutos fueron una permanente speech en spanglish que nos dejó a todos con ganas de mucho más. Potencial para ello, tienen. Aún así la plaza entera botó con himnos como «Hate to Say i Told you so».

Y así llegó el momento más esperado por muchos de los allí presentes, el concierto de Bad Religion. Todos (o casi todos) sabéis que este es mi grupo favorito, y que esta era la vigésima quinta vez (sí, la 25) vez que los veía. Estaba claro que esta vez era especial, ya que el grupo tocaría su disco Suffer (1988) en su totalidad, y eso me iba a permitir escuchar temas que en veinticuatro veces, nunca había escuchado en directo. Pero vayamos por orden.
El concierto comenzó a lo bestia: «Generator» para abrir. La plaza entera se volvía loca, y se respiraba ese ambiente que solo se respira cuando uno de los mejores (para mí el mejor) grupo de la escena está presente. EL carrusel de himnos fue alucinante; «Supersónic«, «Anesthesia»,«Los Angeles is Burnig» o «I Want to Conquer The World» sonaban en el primer tercio del concierto. Un público entregadísimo celebraba cada canción como si fuera a ser la última, y el grupo demostraba estar en su segunda juventud. Los «nuevos fichajes» ya se sienten parte del grupo y aportan arreglos que suenan a clásicos, y eso se nota.

El concierto transcurría a una velocidad endiablada y por el camino iban sonando «You», «No control», «Modern Man» o «American Jesus». La parte «normal» del concierto cerraba con «Sorrow», la inseparable dupla de «Overture» y «Sinister Rouge», y «Fuck Armageddon This is Hell».
A partir de ahí, el grupo nos trasladó de nuevo a 1988 y clavaron el Suffer con una energía alucinante. Personalmente, poder escuchar «Land of Competition», «Part II (The Numbers Game) o «Pessimistic Lines» en directo es algo que jamás olvidaré. Casi lloro y no es exageración. Increíble concierto de una hora y media donde Bad Religion nos regaló treinta y siete canciones en uno de los mejores setlist que recuerdo. Bestial.

Y así llegamos al concierto que clausuraría la segunda edición del Tsunami Xixón: Lagwagon. Cuando las luces se encendieron despúes del concierto del Bad Religion, la mayoría de los rostros (incluyendo el mío) reflejaban felicidad, pero mucho cansancio tras haberlo dado todo. Quizás, Lagwagon también estaban cansados debido a los problemas que tuvieron para llegar a Gijón y que les obligó a cambiar el orden de actuación, y tal vez, tocar después del recital ofrecido por sus colegas no era lo más fácil. Aún así, y cómo bien dije a todos y todas los que me conocen, el grupo decidió alargar la oda al pasado y tocaron (por sorpresa para muchos) su gran disco Let’s Talk About Feelings (1998).

El grupo empezó frío y la voz de Joey no sonaba con esa precisión con la que nos tiene acostumbrados. Aún así, es cierto que poco a poco se fueron entonando y nos fueron regalando clásicos y temás de su último trabajo de estudio Hang. Muchas han sido las críticas que ha recibido el directo del grupo de aquella noche. Quizás una suma de factores hicieron que no tuvieran su mejor noche, pero vuelvo a lo mismo, poder escuchar temas como «Train», «Everything Turns Grey» o poder flipar (por fin) con la dupla «The Kids Are All Wrong» + «May 16» en directo, sirve para que se les perdone todo.

La noche del 4 de Agosto, fue un homenaje a dos discos que me devuelven a los mejores años de mi vida, y eso es algo que no tiene precio. Mil gracias por eso y por más Tsunami Xixón. Muchos fuimos muy felices en esas tres horas y pico, aunque nuestro físico se empañara en demostrarnos nuestra edad real, gozamos como si tuviéramos veinte años de nuevo. Mágico.
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Gracias de nuevo a Roberto Parodi y a toda la organización del Tsunami Xixón. El festival fue un éxito, y tanto la organzación, la gente en barra e incluso el personal de seguridad fueron agradables en todas y cada una de las situaciones en las que requerimos su ayuda. Enhorabuena, de verdad.