Hoy huele a los 90. Huele a instituto, a punk rock y a tiendas de discos. Huele a cds que se graban en cintas y se escuchan en Walkmans. Hoy huele a pasado y a nostalgia, pero también a presente y a futuro. Hoy huele a Smash. Tal día como hoy hace la friolera de 30 años nació uno de los discos más importantes, no solo del Punk rock de los 90, sino también de toda su década: Smash de Offspring.
Pensar en qué y cómo han cambiado las cosas desde aquel día da vértigo. Aún recuerdo entrar en Discos Disdel para comprar el cd con cara de adolescente imberbe y pesetas en mi bolsillo. Hoy en día, ni que decir tiene que, no hay ni una sola tienda de discos en la ciudad y que si la hubiera, yo sería tal vez uno de los muy pocos mecenas que se podrían contar con los dedos de una mano. Ese es uno de los muchos cambios analizables en estos años. Analizable y lamentable. La música física se hunde en este país donde ahora las grandes superficies se suman a la «moda» del vinilo poniendo precios equiparables a los de la moda del caviar. Sin comentarios.
El caso es que esta música sí tuvo su momento y su explosión. 1994 fue un año mágico. No solo por este Smash, disco que dio un puñetazo en la escena mundial y colocó el punk rock en todos los contextos y ambientes, también por el Dookie de Greenday, o el Punk In Drublic de Nofx. Benditos días.
¿Quién no ha reventado todo lo que tenía al lado escuchando «Self Esteem»? Recuerdo que ese himno siempre tenía su momento. No importaba en que tipo de bar o con que tipo de gente estuvieras. No importaba si era un local pijo de esos en los que no podías entrar en zapatillas o un bar tranquilo donde la gente se sentaba en las esquinas a fumar. Siempre llegaba ese momento. Y siempre se vivía al máximo. De repente se cortaba la música pachanguera, se oía a Dexter Holland tararear el comienzo de «Self Esteem» y la pista se llenaba de gente con ganas de soltar todo lo que llevaban dentro y disfrutar de este himno. Era así y pasaba en todos los sitios.
Pero no solo de «Self Esteem» vive este discazo. Todos y cada uno de los 14 temas que se incluyen en el album son himnos generacionales: «Bad Habit», «Something to Belive In», «Come Out And Play» , «What happened To You» o «Smash» son claros ejemplos de que este disco es mucho más que música para todos los que estamos leyendo estas líneas. Es el recuerdo de una época dorada (musicalmente hablando).
Personalmente, yo tuve que esperar unos cuantos años más para escuchar estas canciones en directo, concretamente hasta el 2000. Fue en la Cubierta de Leganés, donde Offspring tocaron con AFI por el precio de 3.800 pesetas del aquel entonces. Mucho dinero cuando eres un universitario que estudia en Salamanca, pero muy poco cuando puedes disfrutar de lo que más te gusta.
Pensar que han pasado 30 años desde que todo esto sucedió significa que el tiempo pasa volando y que nosotros vamos creciendo a la vez que lo hace esta joya. Estremece, pero estremece un poquito menos cuando se sabe que es un crecimiento conjunto y que este disco jamás dejará de estar a mi lado. Muchos han sido los momentos buenos y malos en los que he recurrido a él, y mucho serán, a buen seguro, en los que lo haré. Hoy, al igual que siempre, es un buen día para que nos pongamos este Smash y para que recordemos cómo era la vida hace ya treinta años.