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The Blackjaw – Men of Prey

Nos desviamos del camino. Nos queda un largo trecho hasta encontrar un camino apartado, solitario y delirante. En ese camino avanzan, con paso lento pero firme, los chicos de The Blackjaw, que vuelven a abrirse paso en un terreno ciertamente hostil. Han mirado atrás, han oteado el sendero que sus huellas han marcado y, sin miedo a las dudas, han continuado hacia el frente. El lobo sigue dejando rastro, la bestia sigue buscando luz en el horizonte.

Nada hacía presagiar que Men of Prey fuera a significar un giro radical la dirección de la banda madrileña. De hecho, el camino ahora es muy similar al que marcaran con su segundo trabajo Citizens, aunque ahora es más amplio y confortable. Y eso es lo que me gusta de esta banda: que sigue adelante sin pretensiones, sin querer agradar más que a sí mismos, disfrutando del paisaje y esperando la compañía apropiada. Si en Undertow nos sorprendieron con un discazo de punk rock manejable y coreable, su último trabajo se centra en la búsqueda de estructuras menos habituales, mejorando si cabe las armonías que les acercan a veces al hardcore melódico.

Abre el disco «Knot», el que fuera su primer adelanto en formato videoclip; una canción mecida de principio a fin en un riff sencillo sobre el que todo gira, con un estribillo de esos que sabe alojarse de manera parasitaria en tu cerebro. «Hard Strikes» es una canción más alejada del estilo que les caracteriza… más interior, más cuidada, con una sencillez más adornada… y la que evidencia en mayor medida la capacidad de Edu para encontrar su registro vocal adecuado. Continuamos con «Goddamn Rebels», esa lucha interior en terreno de nadie en la que mucha gente se encuentra y que nos obliga a vivir de un sistema que no aceptamos. Y nada mejor que una medio tiempo como «Dying Slow», con melodías realmente sobrecogedoras, para acercarnos a mitad del disco, donde se sitúa «Pilgrims», que recoge todo lo bueno de esta banda para hacerlo canción, abusando además con bastante criterio de voces que parecen salidas de la habitación contigua. Seguro que Juan Blas ha tenido algo que ver en esos detalles que saltan al terreno de lo experimental.

«No Man Is An Island» se inspira en un poema de John Donne para crear una canción que se sale de lo convencional, que rezuma sentimiento y que sabe echar el freno en el momento clave. Tras haber cogido aire, asalta nuestros oídos «Deadbeat», otra de esas canciones locas del repertorio de The Blackjaw: gritos, guitarras con wah-wah, melodías descontroladas, ritmos esquizofrénicos..

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. El lado más post-rock del cuarteto se manifiesta en «The Prey», un canción instrumental que nos recuerda a todos los grandes del género ambiental, y que de paso sirve de intro para la traca final que supone «In Good Spirits», una canción con un alto componente rítmico en donde la batería y el bajo llevan el peso que acompaña la voz solitaria de Germán, y «35 Patriots», que se alza gloriosa y rabiosa contra la élite financiera, con interludios guitarreros que recuerdan a bandas como Kvelertak, y pone fin a media hora de esfuerzo y sudor, de horas de local, de furgoneta, de diversión y también, por qué no, de cabezonería personal y empeño por continuar su solitario camino.

Al fin hemos logrado encontrar las huellas del lobo. The Blackjaw son un animal en peligro de extinción, un lobo estepario que viaja en solitario pero sin complejos a través de un camino que antes estaba desolado y que ahora comienza a adquirir colorido. Si te cruzas con ellos no te asustes… son más amigables de lo que parecen.

Este próximo sábado 19 podrás ver la presentación de Men of Prey en Wurlitzer Ballroom, junto a Mapache.

Descubriendo a… Mapache (Esp)

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