Seguimos con el repaso a lo sucedido en uno de nuestros festivales favoritos. En la primera parte analizamos lunes (Warm Up Party) y martes (ver enlace aquí). Vamos con el resto de días, en los que se concentraban gran parte de la plana mayor de las bandas de punk y hardcore internacionales.
MIÉRCOLES
La mañana del tercer día de festival amaneció soleada. Juerguistas de toda índole aún deambulaban por el camping cuando amanecí, desorientado y dormido aún, con la intención ferviente de tomar un café y mojar la cabeza en el frío agua de la zona. Nuestros amigos de Bates Motel tenían sobre sus hombros el peso de abrir la contienda musical en el Beach Stage, y no desperdiciaron la oportunidad para hacer grande su espíritu aún joven, pero que madura cada vez que les veo pasar por las tablas. Repertorio centrado principalmente en su último disco (High Expectations Higher Deceptions) que hizo vibrar a los cientos de personas que aún vestíamos arrugas de almohada y legañas de resaca. Disfrutaron y nos hicieron disfrutar, y eso se almacena en la retina.

No fue hasta después de comer, que volvimos al escenario pequeño a ver a trozos a Pink Flamingos y Almeida. El terceto francés y el cuarteto británico son dos caras de una moneda de oro, ejemplo vivo del fabuloso estado de forma que vive el hardcore melódico europeo. Dos caras distintas, los primeros algo más crudos y más técnicos los segundos, pero ambas nos dejaron con la boca abierta. Quizá Almeida son para fliparlo más, porque se suben por caminos de mathcore cuando les apetece, ambientan la atmósfera del post-rock cuando les da la gana, o introducen teclados cuando menos lo esperas…

Teníamos muchas ganas de ver a Voodoo Glow Skulls, que venían con cantante nuevo (creo haber escuchado que es el de Death By Stereo)
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. Conciertazo de los de California, que nos llevó directamente a la época en la que el Punk-O-Rama era lo más esperado del año y Epitaph una factoría de bombazos.
Me perdí (aunque no sufro por ello) a H2O, pero pude ver los conciertos enteros de Satanic Surfers y Beatsteaks, que dicho sea de paso, fueron sencillamente impresionantes. Los suecos nos tienen acostumbrados a tener a Rodrigo al frente, pero esta vez tuvimos que buscarlo en su rol original tras los platos, ya que su batería tenía asuntos familiares. Lejos de ser un hándicap, demostró su capacidad para combinar la coordinación en los brazos con su excelente registro armónico en el plano vocal. Rescataron alguna vieja gloria como “Armless Skater”, y se dejaron en el tintero alguno de sus éxitos relativamente recientes (creo que no tocaron “U + I R 1”)… y obviamente no se olvidaron de “Head Under Water”, “…And The Cheese Fell Down” y todos esos grandes éxitos que nos dieron y les dieron años de gloria…

Cerraban la noche los alemanes Beatsteaks, que como ya he dicho, bien merecieron los aplausos de compatriotas y demás público curioso por su música. Dieron porrazos desde el pasado, con “Summer” o “To Be Strong”, pasaron por su época más rockera con “Hand in Hand” y “Hello Joe”… y claro, con el público loco, si tocas “Roots Radicals” (Rancid), “Teenage Kicks” (The Undertones) y “Ace of Spades” (Motorhead), no puedes hacer otra cosa que rendirte a sus pies. Los grandes triunfadores (en mi humilde opinión) de esta edición se fueron al borde del orgasmo con “Let Me In”, “I Don’t Care as Long as you Sing” y “Where is my Mind?” de los Pixies, que nos dejó un nudo en la garganta difícil de olvidar.
JUEVES
En lo musical, la penúltima jornada empezó tarde. El cansancio de los días se empezaba a acumular. El festival se hace largo y muchas veces el cartel está plagado de bandas de estilos muy similares, que hacen que el festival pierda un toque de heterogeneidad que este año se ha echado especialmente te menos. Por suerte tocaban Crim, a los que dejaron poco tiempo para tanto temazo. Además se les notaba algo incómodos sobre el escenario de la playa, pero aun así se dejaron los higadillos tocando en su lengua materna, que a la orilla del Soča sonaba aún más en armonía con su música, y de paso dando un color especial a la calurosa tarde. “Cavalls Morts”, “Benvingut Enemic”, “Una Cançó i una Promesa”, “Vaixells de Paper”, “Maneres de Viure”… Muchos éxitos que nos supieron a poco cuando “Castells de Sorra” ya anunciaba el final.

Por suerte, pasaron el testigo a Adrenalized. Ya sabemos cómo se las gastan los donostiarras en directo, y cómo son capaces de ponerlo todo patas arriba. Pero, de alguna manera, esta vez fue aún más especial. Estaban en su salsa, y eso se transmite… y hasta Chris Flippin de Lagwagon se acercó a ver un espectáculo digno de mención. “Eyeless Men” por aquí, “Last Man Standing” por allá, alguna del primer disco, “Crawling in the Ashes” con Etiènne de Mute haciendo el loco, y de repente el escenario lleno de gente, a cada cual más personaje. Digno de ser visto.
El cansancio acumulado del festival se hizo más presente que nunca esa tarde, por lo que no pude ver mucho más que un rato del concierto de Talco y el de Lagwagon entero. Ambos fueron bastante decepcionantes. Entiendo que los italianos son el típico grupo divertido para un festival, pero su música se me ahoga entre tanta dependencia de instrumentos de viento, creando un espectáculo sencillo y sacando el baile fácil al respetable. La pachanga, aun así, fue divertida, y la mayoría de gente salió contenta entre gritos de “St. Pauli” y canturreos al son de “Danza dell’autunno rosa”.

El plato fuerte de la noche, Lagwagon, sentó igual que un café descafeinado cuando el sueño se apodera de ti. Inevitablemente, Joey Cape es el centro de atención de la banda… así que si Joey está mediocre, tu opinión de la banda se antoja decadente. No se qué le pasó, pero me comentaron que en el Tsunami Xixón también estuvo regular. Una vez más, su fiel público respondió y magnificó su actuación. Un repaso general a su amplia discografía en el que no fallaron las míticas “Violins”, “Alien 8”, “Making Friends” o “Razor Burn”, y en el que su 20 aniversario de Lets Talk About Feelings (mi disco favorito) fue el centro de atención. Esperemos que pronto vuelvan, reconvertidos en la gran banda que siempre fueron.
VIERNES
Último día de festival. Cansancio, tristeza de ver el final cerca, pero también muchas ganas por aprovechar los últimos coletazos musicales del festival esloveno de punk rock por excelencia, con grandes nombres en la lista de seleccionados.
El Beach Stage aguardaba con ganas la llegada de Nothington, y la banda de San Francisco respondió con un relampagueo de trallazos de guitarras cálidas y voces desgarradoras que atraviesan la piel más gruesa, todo ello frente a un emplazamiento a rebosar de gente y ganas de diversión.

En el Main Stage hubo la habitual dosis de hardcore melódico con los suecos Rebuke. No los había visto nunca, pero me parecieron curiosos, incluso sabedor de que difícilmente salieran en exceso de los cánones establecidos por el género.
También sus paisanos Adhesive estuvieron muy a la altura. Viejas glorias del punk que continúan en la pomada 25 años después de su formación, con mucha actitud y bastantes ganas. Siempre me moló mucho su Sideburner (“el del camello”), y tocaron 5 o 6, por lo que disfruté de lo que conocía y también de lo que no. Otro punto más para Punk Rock Holiday.
No podíamos volver a las tiendas sin ver completado el terceto de bandas suecas del viernes, por lo que nos quedamos un rato viendo a Misconduct, a los cuales daba por muertos hace unos años. Lejos de lo que pensaba, están más vivos que nunca y me acabé quedando más de lo esperado. La vida te da sorpresas.

Las dos últimas bandas del festival eran The Lawrence Arms y Bad Religion. Los primeros se me hicieron infumables. Supongo que tampoco soy muy admirador de su música, por lo que no entraré a analizar sus canciones. Eso hazlo tú si te gustan… pero eso sí, en directo nadie puede negar que son lentos y aburridos, y se acabaron convirtiendo en el trámite que hay que aceptar con tal de ver a la banda de punk más grande y más en forma a pesar de los años: Bad Religion.
Suffer es un discazo, eso es así. Son todos éxitos que ya quisieran todas las bandas en su setlist. No obstante, lo de los homenajes de principio a fin a discos en sus aniversarios -que alguna persona insensata inventó de un tiempo a esta parte-, se está convirtiendo en una broma que hace que se tengan que quitar otras grandes canciones imprescindibles en los repertorios de este tipo de dinosaurios de la música. Aun así, mientes si dices que hay otra banda mejor. Es imposible hacerlo mejor y sonar mejor, y transmitir tanto a tanta gente de tantos puntos del planeta. Además del disco que comenzó la leyenda, arrancar con “Generator” es toda una declaración de intenciones. O rebuscar en el fondo del armario con “Man With a Mission” o “God Song” mientras consigues levantar del suelo a miles de personas con los clásicos “You”, “Sorrow”, “Infected” o “I Want to Conquer the World”. La guinda del pastel, la joya de la corona, los sumos sacerdotes de un templo que reúne cada año a una familia grande con ganas de juerga, de ver a sus artistas favoritos y descubrir otros nuevos.
Y, antes de que el devenir de la noche nos guiara hacia nuestros colchones, un karaoke plagado de diversión. Gente de todas partes de Europa cantando clásicos interpretados por la banda eslovena Pigs Parlament. Imposible no pasarlo bien. Inconcebible no querer repetir.