Múltiple (Split), la última película de M. Night Shyamalan nos trae la historia de Kevin. Y Barry. Y Dennis. Y Patricia. Y Hedwig. Todos ellos interpretados por un James McAvoy, que contiene 23 personalidades en su interior debido a su trastorno de personalidad disociativa (TID). Las personalidades más fuertes toman el control y secuestran a tres jóvenes para un propósito incierto.
Me he propuesto no hacer spoilers de esta película así que podéis leer sin temor el texto entero (hay gente que se me ha quejado porque en el texto sobre La La Land hacía spoiler. Sinceramente si alguien cree que hubiera tenido una experiencia vicaria con La La Land y que yo se la he estropeado, por mí que se fastidie).
Shyamalan recupera algunas de las constantes de sus mejores películas. Excepto en la etapa (que nadie termina de entender) en la que dirigió Airbender: El último guerrero y After Earth, Shyamalan gustaba de sacar a colación en sus películas ciertos aspectos.
La figura del psicólogo, por ejemplo. En El sexto sentido Bruce Willis interpretaba a un psicólogo como en Múltiple lo hace Betty Buckley (la doctora Fletcher). También rescata otro tema reincidente en sus películas, la posibilidad de que haya humanos con habilidades especiales que se salen de lo natural. En la ya mencionada El sexto sentido, el personaje de Bruce Willis (Cole) era capaz de ver a los muertos (no me jodais, si esto es un spoiler es vuestra culpa no haber visto a estas alturas El sexto sentido). En El protegido, Willis tenía una fuerza y resistencia sobrehumana convirtiéndolo en un superhéroe sin saberlo.
En esta ocasión Shyamalan especula con la posibilidad de qué puertas podrían abrirse en el cerebro de una persona que contiene en su mente distintas personalidades. Si una de ellas es diabética y necesita insulina porque así lo cree o una no ve porque cree que es ciega…si otra cree que es más fuerte y más rápida que un hombre…lo es? Shyamalan apoya su teoría sobre la disociación del YO, de tal manera que si una persona es capaz de alcanzar una percepción superior de si mismo y de su entorno al superar el ego de identificarse con un solo YO, esa persona podría convertirse o evolucionar en cualquier cosa que creyese ser.
No hay mucho más que pueda decir sin meteros un palo a la trama. Como es clásico en Shyamalan, hay giros de trama que te dejan con la boca abierta y los ojos como platos. La película es genuínamente divertida. Es tensa y es claustrofóbica tanto por el guión como por la fotografía y se mascan los nervios tensos como cuerdas de violín. Y sin embargo es divertida, divertida de reírse de verdad. Y por último James McAvoy, lo último, pero no por ello menos importante. En cada primer plano, en cada gesto, en cada variación de la dicción y del acento (en la versión original claro) ves como las personalidades toman el control y son personajes totalmente distintos detrás de una misma cara. Un trabajo BRILLANTE.
Si te gusta El sexto sentido, el Protegido o el Bosque no te va a decepcionar.