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Mr. Robot. Hello friend…

Lo primero que tengo decir sobre Mr. Robot es que si aún no la has visto te mereces una paliza. Lo siento, pero esto es así. Mr. Robot es la historia de Elliot (Rami Malek), un hacker antisistema y anticapitalista que está harto de la sociedad enferma que nos rodea y que nos convence con cada estímulo de que debería gustarnos la mierda que nos ponen en el plato y de que parece que deberíamos dar gracias por poder comer. AVISO: Si no has visto nada de la serie NO SIGAS LEYENDO, contiene spoilers. Pero si has visto 5 o 6 capítulos puedes seguir leyendo sin miedo.

Sam Esmail se estrena prácticamente con la historia que tenemos entre manos, tras su ópera prima (Comet, 2014) que no recibió grandes elogios, se redimió con esta poderosa obra sobre el apocalipsis social provocado por un grupo de hackers que quieren poner al mismo nivel a ricos y pobres reduciendo a cero la memoria virtual de deudas y créditos del país. Vaya, lo que ya intentó el binomio Tyler/Jack en El club de la lucha.

Aunque la meta de los terroristas y el odio hacia las desigualdades sociales en ambas ficciones es la misma, hay pocas más conexiones entre ambas. El mayor exponente del mal, y por lo tanto el enemigo en Mr. Robot es E Corp, el “mayor conglomerado de la historia de la humanidad” y es el objetivo directo de la primera temporada. Pero entremos a comentar la magra de la serie, las partes que la hacen ser la joya que es (a pesar de la de haters que la critican).

Para empezar, Mr. Robot es una obra de la postmodernidad. A lo que me refiero con esto es que esta cimentada sobre la base del viaje del héroe. En la literatura o el relato clásico que se viene repitiendo desde Homero en la Ilíada, el conflicto del hombre siempre era contra la naturaleza, contra otro hombre o contra Dios. Durante la modernidad estos conflictos evolucionaron junto con la sociedad y pasaron a ser el hombre contra la sociedad, contra sí mismo o contra la ausencia o la duda sobre la existencia de un Dios. Ahora estamos en la postmodernidad y son esos los conflictos sobre los que se cimientan los de Mr. Robot. El hombre contra la tecnología, el hombre contra la realidad y el hombre contra el autor del propio relato, es decir, sobre la consciencia del personaje de que es un personaje.

Puede que explicar todo esto suene pedante, pero realmente es necesario entenderlo porque la forma en que Esmail le ha sacado punta a estos conflictos es sin duda de lo mejorcito de la serie.

Por partes:

El hombre contra la tecnología.

Esto es de lo más evidente. Elliot es un hacker. Se aprecia fácilmente que es probablemente de los mejores (si no el mejor). Tanto que no hay nada que se le resista. No hay antivirus ni cortafuegos que no pueda sortear. Puede que penséis “entonces, ¿dónde está el conflicto?”. En que precisamente Elliot utiliza sus conocimientos informáticos para enfrentarse a todo tipo de instituciones y empresas. Porque viviendo en la era digital, entiende que la solución no es entrar pegando tiros en una caja de ahorros. Si la información es el poder, y toda la información es digital…es ahí donde hay que atacar, donde se puede hacer más daño.

El hombre contra la realidad.

Desde el capítulo piloto queda claro que Elliot no vive en la realidad. Él sabe que E Corp se llama E Corp, sin embargo el la llama “Evil Corp”. Sólo porque el la percibe así todo a su alrededor le sigue en este juego. Los carteles de las calles, cuando la gente habla, las noticias; Evil Corp, Evil Corp, Evil Corp. Es evidente que Elliot elige autoengañarse y vivir en una realidad paralela a la de los demás. Ay amigos, esta es de mis partes preferidas. ¿Acaso no es maravilloso el momento en el que se descubre quién es Mr. Robot (Christian Slater)?

El shock al que nos lleva Esmail hace temblar todo nuestro mundo. Y el de Elliot. Los ojos nos dan vueltas en las órbitas y todo queda patas arriba. Y Elliot se queda más desorientado que nunca y tiene que tomar conciencia de que ya no puede fiarse ni de sus ojos, ni de sus oídos ni de su mente, y a partir de ese momento toma decisiones sabiendo que ni el mismo puede estar seguro de lo que hace. En un capítulo en concreto Elliot crea toda una fantasía con la estética de una serie de los 80 para protegerse a sí mismo de la realidad.

Es fascinante la gestión de “lo real” en esta serie. Como si no te pudieras fiar de nada. Y cada plano y cada encuadre acompañan esa sensación onírica que nos hace dudar de estar siendo engañados.

El hombre contra el autor.

Esta parte va un poco de la mano de la anterior. Desde el primer capítulo Elliot se dirige a un amigo invisible al que le va narrando la historia. A veces habla consigo mismo, a veces con su amigo (que somos nosotros como espectadores) pero sea como sea nuestro narrador tiene cara y voz, y es la de Elliot. Él es el autor de su relato y como autor que es, nos dosifica y esconde la información a su antojo. Pero también se esconde información así mismo que tiene que ir descubriendo según va encontrando las pistas.

En un determinado capítulo incluso nos pide ayuda “¿Puedes ayudarme amigo? ¿Puedes encontrar lo que yo no veo?” Y la cámara se desplaza a una esquina del techo y nos hace un barrido de la habitación, para dejarnos intentar ayudar a Elliot buscando eso que necesita. Hay una conexión directa entre narrador y espectador, a veces más fuerte a veces más débil pero que sorprende en cada capítulo por el carácter de intimitad que te arrastra.

Resumiendo que me alargo: Mr. Robot es una oda moderna a la anarquía, a la revolución y una crítica a la sociedad actual, capitalista y llena de diferencias sociales. Ya con eso es la ostia en verso, una mezcla entre V de Vendetta y el Club de la lucha sazonada con conspiranoia. Es una obra de ficción que si dejas que te arrastre te conduce y te “engaña” a su antojo disfrutando como un crío de los giros de guión. Muy por encima de la media en cuanto a la fotografía y el uso de la música y una jodida maravilla, en general.

Desde 1992 (entrevista a Undeclinable Ambuscade)

Crusades – This Is A Sickness and Sickness Will End