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Love: Y El Porno Se Hizo Arte

Parece mentira pero ya ha pasado año y medio desde el estreno de Love, de Gaspar Noé.
El film, que suscitó en 2015 todo tipo de polémicas por su indiscutible contenido sexual explícito, fue estrenado en las salas de toda Francia en 3D, lo que llevó a que todos los espectadores se sintiesen parte del festival erótico y artístico que es en realidad esta cinta, experimentado incluso una eyaculación en tres dimensiones que partía las salas.

Love gira en torno al amor, el sexo en todas sus facetas, las drogas y la ternura. Retrata la la triste historia de Murphy, un estudiante de cine y su ex amante, Electra. Ambos conocen en el ecuador de su relación  a Omi, una joven encantadora con la que llegarían a formar un triángulo sexual muy potente pero que acabaría fraguando en el momento Murphy deja embarazada a Omi al cometer este una infidelidad que Electra nunca pudo perdonar.
Le seguirán entonces un sinfín de drogas, intentos de suicidios, manifestaciones artísticas, confesiones sexuales y hasta un cameo del propio director.

La actuación de los protagonistas es tan controvertida como dudosa y aunque al comienzo del film la historia parece fragmentada y confusa uno va consiguiendo unir las piezas que conforman el entramado narrativo de la película con naturalidad. Aunque si hay que ser sinceros debemos decir que no es una oda ni una obra maestra que apologiza el sexo, el amor o la ternura. Narrativamente cae en el cliché con sus diálogos previsores y peca constantemente de repetitividad, cayendo en lo cansino por momentos.
El sexo que vemos puede parecer incluso frío cuando echamos un vistazo al sentido global de la película, pero entre la banda sonora y la locura y descontrol que perturba a los personajes podemos hasta llegar a entenderlo.
Eso sí, se hubiese agradecido más química en los protagonistas, como en el caso de La Vida De Adele, que sí representa perfectamente la ternura y el sexo como algo muy íntimo.

Es, por tanto, floja argumentalmente pero si la hemos elegido para reseñar es por algo en lo que todos estaremos de acuerdo: La fotografía.
Gaspar Noé es un genio, un virtuoso de las cámaras, los enfoques, las simetrías. Las luces e imágenes estáticas consiguen dejarnos embobados frente a la pantalla sin poder reaccionar y viendo nada más y nada menos que porno en estado puro. Fascinante lo que consigue el director argentino.
No pude evitar pensar en Amélie cuando terminé de verla y es que los encuadres y las formas hacen deliciosa la cinta para la vista del espectador.
Consigue Noé de este modo hacer del sexo explícito y romántico algo puramente artístico y funcional, vivo, que se queda grabado en la memoria de todos cuanto la ven por su belleza y potencia visual incombustible.
Mención especial a una banda sonora genial que acompaña las escenas más subidas de tono de la película a la perfección, funcionando como un buen vino que hace su trabajo lenta pero febrilmente.

Personalmente esperaba más de la historia pero esos planos explícitos con luz tenue y proporciones simétricas (acompañados de la música de Funkadelic) provocan una verdadera hipnosis que hace irrechazable la cinta.
Eso es todo con cuanto me quedo. Una de cal y otra de arena.
Love es un gustazo para los cinco sentidos pero que podría funcionar autónomamente sin la historia que nos narra y con ello no perderíamos absolutamente nada.
¿Debemos decirle a Gaspar Noé que empiece a grabar porno para románticos? Igual sí.

¡Dicho esto, a deleitarse!

Warsong + Accidente @ TrashCan, Madrid

No Somos Nada / MILFS – Split