Hannibal fue la propuesta desarrollada por Bryan Fuller (Héroes, Pushing Daisies) para NBC basada en los personajes del Dragón Rojo de Thomas Harris. Resumiendo, el Dr. Hannibal Lecter (soberbio Mads Mikkelsen) y su relación con el investigador del FBI Will Graham (un también muy impresionante Hugh Dancy) en un tiempo anterior al de El silencio de los corderos, en el que Hannibal ya está preso.
Una vez ubicados en el tiempo y el espacio, pasemos a las impresiones subjetivas. Para empezar soy una fan incondional del personaje principal, el Dr. Lecter, desde que a la tierna edad de 8 años vi El silencio de los corderos (estaba grabada en una cinta de VHS a continuación de Goofy e Hijo y yo simplemente empalmé una con otra sin que hubiera nadie para impedírmelo). Si a esto le añadimos que también soy la fan number one de Mads Mikkelsen desde Adams æbler (Anders Thomas Jensen, 2005) entiendo que no es un panorama muy objetivo. Una vez aclarado esto, supongo que os imagináis por donde van a ir los tiros, desde mi humilde punto de vista, Hannibal es una serie muy injustamente infravalorada, tanto que se anunció su cancelación ya en la tercera temporada.
Los comentarios que suelen rodear Hannibal (cuando son negativos) suelen ser siempre los mismos, es una serie lenta, es un coñazo, no pasa nada…la gente que se cansa de ella se cansa en el segundo capítulo. A mí me pasó todo lo contrario, desde el primer capítulo me absorbió por completo su estilo narrativo. Nunca había visto una serie tan visual, tan detallista, tan autoconsciente de su fotografía, con esa recreación en cada mínimo detalle sin importar el tiempo que lleve, tan minuciosa, tan fotográficamente personal…hay que tener claro que los productos audiovisuales para televisión llevan batallando en calidad con el cine desde que despuntaron Los Soprano, Oz o A Dos metros bajo tierra. Desde entonces (aproximadamente finales de los noventa) cuesta defender el cine como séptimo arte dejando de lado las producciones televisivas. Creo que todos hemos flipado con Utopía, Fargo o Breaking Bad (como no) pero Hannibal es harina de otro costal. Y no es una cuestión de que la fotografía en sí sea mejor que las anteriormente mencionadas, también en ellas es sin duda una gran baza que ni grandes películas han trabajado tan sumamente bien. No, es su carácter abstracto lo que la vuelve única. Hannibal tiene momentos puramente metafísicos. Un repaso rápido a lo que sería la estructura de la serie completa: La primera temporada es una cosa, la segunda es otra y la tercera otra distinta, y desde luego en términos abstractos y visuales es un crescendo indudable.
La primera temporada habla de Will Graham y su problema a la hora de no involucrarse demasiado en su trabajo junto al FBI (Will traza perfiles psicológicos de criminales, pero no a raíz de un estudio u observación, sino que tiene la capacidad de ponerse en la piel de los asesinos y revivir él mismo cómo y porqué hacen lo que hacen). Sería injusto no nombrar al menos la labor creativa de los guionistas en cuanto a la construcción de los villanos, que son prácticamente capitulares y algunos son realmente brillantes.
La segunda temporada vira más hacia la relación entre Hannibal y Will, cada vez más enfermiza, cada vez más destructiva y cada vez más íntima (no quiero hacer spoilers). Los villanos capitulares se van desvaneciendo y la serie da un subidón en otro sentido, de policiaca a psicológica y con un punto de abstracta en cuanto a las elipsis, metáforas e imágenes. Los conflictos de identidad empiezan a pesar mucho y la hay una cierta atmósfera de “entendimiento” entre ambos protagonistas.
Por último la tercera temporada: El fin está cerca y los protagonistas ya no son los que eran al empezar. Dos de los personajes más reconocibles del universo ya creado con anterioridad a la serie aparecen en esta temporada, El Dragón Rojo (Richard Armitage) y Mason Verger (Michael Pitt / Joe Anderson). La serie termina con el Dragón rojo, el caso del film homónimo, segunda película en el tiempo, pero previa cronológicamente a El silencio de los corderos.
Voy a pasar a concluir porque me estoy enrollando más de lo que nadie va a leer en un formato digital:
Si que pasen cosas todo el rato no es lo único que te importa en una serie, si lo quieres flipar con una estética que se regodea en cada gota de sangre o en cada bocado que Hannibal se echa a la boca, si eres fan de un villano excéntrico y auténtico como pocos, si te gusta Mad Mikkelsen, si adoras a los malos de verdad, los que juegan al gato o al ratón a su antojo con todos los que le rodean, si te gusta la mitología demoníaca o simplemente tienes buen gusto, esta es tu serie. This is my design.