Últimamente los meses se me hacen largos. Parece que el mundo se ha parado, que ya no se hacen cosas, que no vas a volver nunca a ese concierto de un miércoles por la tarde que acababa a las dos de la madrugada y llegabas a casa oliendo a sudor con una sonrisa de “verás mañana”.
Pero hace ya unos días, Grippers lanzaban su segundo trabajo, el primero con la nueva formación, con Félix a la batería, Markitos y Ale a las guitarras y Raquel a la voz y bajo, Black Tears, con siete cortes que huelen a puro old school, en el que se nota un claro salto de calidad y madurez respecto a su anterior trabajo, Addiction, editado en 2016.
Ha pasado ya un año casi desde que los tres primeros temas de este disco vieron la luz, con los temas “Broken Boots”, un tema que suena un hibrido entre Cock Sparrer y Rancid, con Raquel estrenándose en la voz y Ale en los coros, haciendo muy buen trabajo y consiguiendo un gran sonido. A “Broken Boots” le acompañó en su momento “The Flame” un tema que sigue en la misma línea, y del que desentona el tema “The Void”, haciendo gala de que estas chicas saben tocar bien rápido, en un tema muy agresivo con un estribillo de estos que te golpean en la cabeza fuerte (“Fuck the flags, fuck the race, fuck the symbols, fuck the faith») y tardan varias cervezas en salir.
A estos tres temas, se les unen ahora otros cuatro, que completan este disco. Un disco que empieza con una introducción de lujo con el “Never Surrender”, rompiendo con “Black Tears”, en la que se echa de menos un poco más de agresividad en las voces, y completando el disco con los que para mí son los dos mejores temas del disco, “Carry on” y “The Squad”. “Carry on” es de esas canciones que te gusta escuchar abrazado a alguien derramándole una cerveza en el hombro, que derrocha P.M.A por todos los costados, en el que, de nuevo, las voces vuelven a juntarse haciendo unos coros bastante anárquicos que encajan perfectamente con el espíritu de la canción. Por otro lado “The Squad”, mi tema favorito del disco, con una letra dura y esta vez sí, con la agresividad en las voces que acompaña a una parte instrumental simple pero efectiva que hacen que cierren un tema redondo.
Cabe destacar también la evolución también principalmente en las líneas de bajo y de guitarra principal, en las que se nota muchísimo la mano derecha de Ale Adán, que como decía hace poco Álvaro Escribano en su canal de YouTube (id a buscarlo en Youtube, insensatos), es de las mejores manos derechas en lo que a ritmo se refiere de la escena.
En resumen, Grippers ha editado un disco de sonidos que ya habíamos escuchado antes, pero con un extra de madurez en su música, con una edición notablemente mejor que su anterior trabajo, al que aún le falta cierta agresividad en las voces, pero que tiene un royo old school que pocas bandas son capaces de hacer en Madrid a día de hoy. ¡Larga vida a Grippers!