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Dr. Strange: Cuando Te Lo Gastas Todo En Efectos Especiales Y No Tienes Para Guinoistas

Si bien es cierto que soy un gran seguidor de Marvel y que admiro su apuesta por la expansión del UCM (Universo Cinematográfico de Marvel) también tengo que admitir que Dr. Strange es un gran «lo que pudo haber sido y nunca fue». Una gran historia, un personaje más que carismático y todo un universo astral que descubrir, pero no. Triste pero cierto. Tal y como reza el titular parece que Marvel ha vuelto a gastarse todo el dinero en efectos especiales y ha dejado más bien poco para contratar a guionistas de calidad.

Recordemos, antes que nada, que esta es una historia de orígenes y que por tanto nos narra en el primer tramo de película el poderoso estatus del Doctor (que sí, resultó ser Doctor de verdad) como cirujano y millonario. El tipo tiene un accidente horrible que le lleva a perder el pulso en ambas manos y esto trauma su carrera y su vida llevándole a perderlo todo. Hasta que encuentra la solución en Oriente gracias a una maestra espiritual que le descubrirá el multiverso astral y le instruirá cuidadosamente durante un tiempo nada definido (de nuevo esos grandes guionistas) en la magia.

Se despliegan a partir de este momento todo tipo de efectos especiales psicodélicos, convirtiéndose la cinta en una suerte de «tripi» momentáneo que logra con maestría recrear los síntomas de los ácidos. Wow. La verdad es que eso consigue dejarle a uno sin aliento. Y esto es de lo poco salvable de la peli pues el hilo temporal se rompe por completo y comienza un verdadero caos argumental en el que el espectador apenas puede respirar y carece de tiempo para asimilar todo lo que sucede.

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Me sorprende y mucho que una compañía como Marvel Studios cometa estos fallos garrafales de primero de comunicación audiovisual. Literalmente lo primero que pensé fue: De acuerdo, han trabajado mucho en presentarnos al personaje y su conflicto pero de repente comenzó la acción y sintieron la necesidad de aglutinar escenas vertiginosas sin ningún sentido argumental solo con el fin de exhibir cuántas horas han empleado en los efectos especiales, pero no entiendo cómo han llegado hasta aquí los personajes y qué está pasando porque ni siquiera ha habido una escena en la que bajar la guardia y repasar todo cuánto ha sucedido hasta este momento. Además, los toques humorísticos están totalmente fuera de lugar y hacen que sientas hasta vergüenza ajena. ¡Que esto no es Deadpool, Sr. Derrickson!

Salvemos las excelentes actuaciones de Benedict Cumberbatch como el Doctor, encarnado a la perfección su cinismo, orgullo y valentía, de Tild Swinton, siendo una instructora concisa e imponente y por supuesto de Mads Mikkelsen, quien pese a representar a uno de los villanos más planos y sinsentido de todo Marvel logra atemorizar a la audiencia. Rachel McAdams, ejem… como si no hubiese estado allí. Podrían haber puesto un cactus y su función en la película hubiese sido exactamente la misma.

Suspenso argumental para Marvel, que, con Civil War, al menos demostró que sabían hacer las cosas con sentido. Me sorprende, también, como las críticas colocan a esta película en el top 5 de todo el UCM por encima de las películas de Captain America, pero de todo hay en la villa del señor Stan Lee.

En definitiva: Todos aquellos que quieran pasar dos horas en el cine comiendo palomitas, viendo hostias a mansalva y deleitándose de los efectos opiáceos y psicodélicos del film  disfrutarán gratamente pero eso sí, si alguien va a verla esperando un mínimo de sentido argumental y coherencia que vaya a ver Inferno, que pese a ser una de las americanadas del año, apenas tiene fallos de guion y la ves de una sentada muy agusto. Habrá que esperar a Guardianes de la Galaxia para ver qué nos depara Marvel en el futuro y comprobar si por fin se ha gastado la guita en guionistas decentes.

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