Hay Motivos Para que las Palabras Tiemblen, y también para que lo hagan los cimientos de una ciudad gris como Madrid. En los subsuelos musicales de la capital se ha vuelto a organizar un nuevo akelarre en el que la fuerza, la rabia y la constancia «hacen que cada nota golpee como un martillo. Un martillo para destruir, para transformar, para construir, para percutir.» Así es como Delabruja definen su ritual sonoro. Nosotros no podemos estar más de acuerdo.
El fuego se puede ver pero, sobretodo, se puede oir a lo lejos. Un oscuro humo incluye notas de punk rock y hardcore que destruyen la calma tensa que se respira en el ambiente. El inicio rasgado y la letra combativa de «Tierra Quemada» (primer adelanto del disco), rompen el silencio (no solo musicalmente hablando), y dejan claro que esto va a picar a más de uno. Una vez preparadas las ascuas, sólo hace falta echar más combustible para el incendio perfecto. «Somos» es el segundo corte del álbum, pero la mecha que prende todo. Quizás el tema más directo y combativo. Su estribillo es una arenga en toda regla. Y vaya sí funciona. Nunca la voz de la minoría sonó tan fuerte.
Aunque el sonido del grupo es potente, Delabruja también tiene partes melódicas que enganchan desde el primer momento. Los estribillos de «Cómplices» o de «En Nombre de la Paz» (con la colaboración de Pérez de True Mountains) empastan perfectamente entre los riffs potentes que incitan a asentir con un headbang las verdades que se cantan. Verdades que el grupo no calla y que incita a ser contadas a lo largo de todo el disco pero más fervientemente en el corte que da título a esta trabajo: «Para que las Palabras Tiemblen».
Otro de los temas a destacar (en realidad estamos ante un disco cuyas diferentes partes construyen un todo) es «Memoria». El grupo vuelve a poner voz a esos que ya no tienen, con un tupatutupa y unos coros que al final del disco dan un toque solemne obligatoriamente presente en todo ritual que se precie. Tras ese momento de serenidad una batería rabiosa da pie a «Nadie» otra granada sonora preparada para explotar. Las llamas y la pasión siguen encendidas y reviven acercándonos al final del disco con «Resiste», donde la voz femenina cobra importancia en un estribillo que me transporta a Accidente
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. Hablando de voces femeninas, Irene de Nigra, y Dani de Última Esperanza se unen en «Por Unas Cuantas Horas» el enésimo canto a la revolución practicado a la perfección. El disco cierra con «Cizalla» un tema que llama a la oscuridad perfecta para iniciar el akelarre más hardcore que se recuerde.
Delabruja han iniciado el fuego con Hay Motivos Para que las Palabras Tiemblen. Un fuego donde arden los opresores, los que imponen su fuerza y su ideología, y en el que todo aquello digno de ser denunciado prende la llama . Tiene pinta de que Delabruja va a iniciar hogueras a lo largo y ancho del estado. De momento, el 18 de enero estarán calentando la Sala Wurlitzer de Madrid junto con Leihotikan y Reyerta. Llevad cerillas.
“Y a ver si hay suerte y alguien se entera. Y a ver si hay un poco más de suerte y el que se entera se indigna.
Y a ver si hay otro poco más de suerte y el que se indigna hace algo.”