Cuello es un grupo bastante raro. Sabiendo que su cantante (José Guerrero) viene de otra banda igual de rara (o quizá más) llamada Betunizer, la sorpresa es algo menor. Estamos hablando de un grupo valenciano que se mueve libremente entre las fronteras del punk, el indie, el post-hardcore… y en el que toma la batuta de director de orquesta la musicalidad imprimida en sus letras.
La primera vez que escuché su música me desorientaron bastante. Tenía una sensación que ya había experimentado antes, pero no recordaba dónde. A la segunda escucha caí en la cuenta de que me habían llevado de vuelta a un museo de arte moderno, en donde todo cobra el sentido que tú le quieras dar, y el arte sucumbe a veces ante la capacidad huidiza que el cerebro sufre. Olvídate de grandes recursos literarios ni de frases recurrentes de un famoso dramaturgo. Aquí lo que tienes son palabras entrelazadas, que entre sí no tienen mucho sentido, pero que pasan a ser parte activa en la melodía.
En lo puramente musical, tenemos 38 minutos de disco lanzado por Bcore, que difícilmente te dejará indiferente para bien o para mal. Algunos cortes son más rabiosos y ágiles, como es el caso de «Trazo fino» (que abre el disco) o «Te Veo Sin Valorarte«, otros más rítmicos y animados, como «Estudiándote«, y otros más pesados y con más ‘medios tiempos’ como es el caso de «Visado de Reina» o la canción que cierra el trabajo, «La Verdad«. En líneas generales, y sin querer realizar odiosas comparaciones, te pueden acompañar en un viaje cercano a Fugazi, a Wipers, a Rocket From the Crypt o incluso a Dinosaur Jr. Pero a la vez tienen algo muy fresco y actual.
Yo todavía no me he parado a decidir si me gusta o no, y todavía estoy interpretando ese cuadro surrealista tan complejo.