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Black Mirror, una ventana muy negra al futuro.

La nueva temporada de la serie británica Black Mirror sigue la línea que ya marcó en la primera y segunda temporada. Ya disponible en Netflix, esta tercera entrega consta de 6 capítulos de distinta duración y se desarrolla en universos independientes, como viene siendo habitual.
Desde mi punto de vista, esta temporada es menos sorprendente en cuanto a sus planteamientos que sus predecesoras. Si bien es verdad que la crítica a la sociedad de consumo y a la superconexión que ya a día de hoy vivimos sigue ahí, se puede palpar una repetitividad en cuanto al tema de las redes sociales y su posible perversión. Además, empiezan a apreciarse ciertas similitudes en cuanto a los avances tecnológicos que los capítulos presuponen que disfrutaremos en un futuro no muy lejano.
Es muy difícil hacer una valoración de un formato episódico de manera global, pues cada capítulo es individual y creo que debería tenerse en cuenta sin relacionarlo con los demás, pero al fin de al cabo Black Mirror es una serie y también tiene sus pequeñas cosas en común entre sus episodios.

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Para los que ya conozcáis la serie y para los que no, es básico entender que a pesar de ser un entretenimiento audiovisual, Black Mirror es una crítica al alienamiento, a la crueldad de la sociedad moderna y a las falsas relaciones que se establecen entre las personas cuando la tecnología inunda nuestro día a día. Este es uno de los puntos que todos los episodios tienen en común.
El segundo es situar la diégesis de todos los capítulos en un futuro próximo. Digamos que es una ciencia ficción moderada (y perfectamente posible). Cabe detenerse un poco en este punto. Para los amantes de la ciencia ficción (entre los que me cuento) es una auténtica maravilla comprobar como Black Mirror es de cuidadosa en este aspecto. El equilibrio que han conseguido con la estética y el desarrollo de esa tecnología esbozan un universo ficticio más que creíble, envolvente. La coherencia con la que han construido el imaginario de ese futuro próximo indeterminado es un placer para todo amante del género.

Otro de los parámetros que considero que los capítulos tienen en común es el enfoque que se hace en el personaje principal. Tiende a ser lo primero que aparece en casi todos los episodios y suele ser el motor de la trama. No es que al personaje principal le pasen cosas (que también) si no que es el personaje el catalizador del desarrollo de la acción. Por lo tanto, como es lógico, los personajes secundarios suelen tener poca presencia para lo que podrían llegar a significar en capítulos que en general rondan la hora de duración. No, las tramas de Black Mirror siguen durante todo el metraje el camino del protagonista, que es lo único que importa y lleva todo el peso del capítulo. No el espacio, no el tiempo, no las consecuencias de sus actos si no el personaje en sí mismo.
Supongo que las gracias de todo esto hay que dárselas a Charlie Brooker, el guionista de 12 de los 13 capítulos que forman toda la serie.

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Como valoración personal, me encanta Black Mirror por todo lo mencionado anteriormente, porque te sorprende con actorazos muy conocidos en muchos de los capítulos y porque está muy bien hecha, qué coño. Ya que se pueden ver en orden aleatorio os dejo una pequeña selección de mis preferidos (como si yo sirviera de referencia, jah):

– Blanca navidad (White Christmas, T2x04)
– Toda tu historia (The entire history of you, T1x03)
– Ahora mismo vuelvo (Be right back, T2x01)
– Playtesting (T3x02)
– San Junipero (T3x04)

Out Of School – S/T

Descubriendo a … Los Zorros (Esp)