La música siempre suele tener el poder de transportarnos a diferentes momentos de nuestras vidas, pero hay ocasiones en la que un disco coincide con una vivencia especial convirtiéndose en eterno. Y entonces da igual cuándo lo escuches, siempre volverás a ese lugar, a esa experiencia, a ese pasado que anhelas.
Este es el caso de este SmackSmash que este año cumple veinte años. Este disco (que posiblemente supuso la irrupción de los Beatsteaks en el mainstream) es inmensamente especial para mí. Aún recuerdo ese marzo después de los atentados de Madrid. Tomar un avión y mudarme a Berlín dispuesto a disfrutar de una ciudad que me tenía enamorado (y que por aquel entonces tenía esa esencia que hoy ya ha perdido).
En ese contexto, y justo una semana después de comenzar a vivir en Berlín, se publicó un SmackSmash del que yo no tenía ni idea. Sin embargo, no había noche en la que no saliera y escuchara una canción que ponía patas arribas locales tan importantes en la vida alternativa de la ciudad como el Knaack, el Magnet, o el Zapata (en la antigua Tacheles). Investigando por fin di con el título del tema, «Hand in Hand», y era de un grupo de Berlín, Beatsteaks.
A partir de ahí, este disco fue la B.S.O. de mi vida en Berlín. La fuerza y la garra con la «Big Attack» te da la bienvenida. El flow de «Ain’t Complaining». Los cambios de ritmo de «Hello Joe». La locura y buen rollo que transmite «Monster». Lo que supuso para mí el single estrella (ya mencionado antes) «Hand by Hand». Todo eso me remueve por dentro cada vez que escucho este disco, y me dibujo a mí mismo viajando en S-Bahn por las estaciones de Ostkreuz, Warschauer Straße, o Hakescher Markt.
Tampoco me olvido de la preciosa «Everything», de la famosísima «I don’t care as Long as You Sing», ni de la rabiosa (y encargada de cerrar el disco) «My Relevation». Cómo tampoco lo hago de un concierto de presentación en el Columbiahalle donde todo Berlín quiso estar, y yo tuve la suerte de presenciar. Un concierto en el que Arnim (voz de la banda) subió al escenario hasta a su abuela, demostrando que jugaban en casa y que en ese momento estaban en lo más alto.
SmackSmash es posiblemente, e intentado ser objetivo (por complicado que sea expuesto todo lo anterior), el disco más redondo de unos Beatsteaks que dieron un paso adelante y exploraron nuevos sonidos. Cosa que nunca han dejado de hacer, aunque ahora con otros resultados. Este disco siempre será Berlín. Siempre será 2004.