Este verano ha sido muy productivo en lo que al blog se refiere. Además de un mes de julio lleno de conciertos en Madrid, también hemos asistido al ya consagrado Punk Rock Holiday esloveno y al joven Bay Fest Italiano. Será este último del que vayamos a hablar y a opinar, puesto que está fue nuestra primera visita a Rimini (y esperamos que no la última).
Era la primera vez que este festival, de tan solo tres ediciones, se celebraba en más de un día. Toda una prueba de fuego. Más días, más nivel en el cartel y más actividades paralelas. Al final de estas dos crónicas evaluaremos un festival que más vale vayáis apuntando en vuestras agendas.
Día 1 – 13 de agosto.
El festival para mí dio comienzo con PEARS. Mucho se ha hablado en el blog de una de las bandas con mejor directo del momento. Da igual verles en la Wurli con 100 personas o en el Bay Fest con más de mil. Gran concierto el de los americanos, donde es imposible no destacar a Zach Quinn, un frontman que, además de cantar en infinidad de registros, es capaz de contagiar a todo tipo de público. Gran espectáculo sobre y bajo el escenario con pogos divertidos en temas más melódicos como «Hinged by Spine» o «I Love My Kennel», pero también más agresivos y directos en «Cumshots» o la gran «The Flu». El público disfrutaba de lo lindo y un pequeño cerdo de plástico volaba sobre las cabezas de los allí presentes. Y es que el dicho de «Cuando los cerdos vuelen …» Se cumplió en el Bay Fest. Los de New Orleans cerraron su actuación con «Green Star» y dieron el pistoletazo a tres días de punk, ska y hardcore.


Los italianos Raw Power fueron los siguientes en saltar a la palestra. No había oído a este grupo nunca y he de decir que su nombre le hace justicia. Si PEARS lo dieron todo en el escenario, ellos tampoco se quedaron cortos. Musicalmente más pesados (en el buen sentido de la palabra) y más duros. Gran descubrimiento y bueno concierto para hacer headbang.
A las 21:50 llegaba el plato fuerte de la jornada. Por fin, tras más de veinte años escuchando su música iba a ver en directo a Undeclinable Ambuscade. Había leído crónicas respecto a sus conciertos anteriores de este verano, incluso hablado con varios de sus integrantes (increíblemente cercanos y majos), pero ya me tocaba presenciar su show en directo. Todos los allí presentes viajamos con un banda entregadísima a los años 90. El grupo disfruta loque hace tanto o más que el público ( y ya es decir). Eso se nota. Y contagia. Escuchar temas como «Since ´92» o «Growing Older» nada más empezar es nostalgia pura. Alegría y satisfacción. También «Throw Away Society» y «Snowborad». Cabe destacar la gran adaptación que hicieron de «The Sound Of Silence» (Simon & Garfunkel) con parte de punk rock y otra de ska. Obviamente no se dejaron sus exitosas «Trapped» y «7 Years» y encima tuvimos la gran suerte de disfrutar de «African Song». Conciertazo, quién diría que el grupo había estado parado tantos años. Una pena que no se animen a grabar nuevo disco.


Con la noche entrada y un gran ambiente aún quedaba la guinda a la fiesta: los siempre divertidos Less Than Jake. Gran acierto dejarlos para el cierre ya que el grupo dejó a todos los presentes con ganas de continuar bailando tras su concierto. Energía y mucha implicación en un grupo que celebrará sus 25 años y que sigue sonando tan fresco como al principio. Y no es fácil. «All My Friends Are Metal Heads», «Look What Happened» o «The Sciencie Of Selling Yourself Short» son clásicos que nunca defraudan. Confeti, serpentinas e incluso su mascota en el escenario hicieron de su concierto un momento mágico. También tocaron «Surrender» y «Plastic Cup Politics». Tengo que remarcar «Jonnhy Quest Thinks We are Sellouts» porque es mi favorita y porque su inicio me parece una obra de arte. Eran solo las 00:20 y era sólo el primer día del festival. Grandioso.


Día 2- 14 de agosto
La segunda jornada del Bay Fest era, sin lugar a dudas, el pepinazo, no sólo del festival, sino del verano. Juntar a Good Riddance, Pennywise y Bad Religion seguidos es algo muy grande. Y eso se notó en el ambiente. Llenazo total e incluso colas para poder entrar al recinto. Debido a la gran oferta culinaria y playera que ofrece el festival apuré más de la cuenta, me perdí a Linterno y 7 Years y pude hacer fotos de Good Riddance de milagro. Algo a mejorar: ofrecer una entrada diferente a la prensa y fotógrafos para no sufrir la larga cola con la que yo no contaba.
Good Riddance empezaron de día y fueron alucinantes. Desde el lanzamiento de Peace In Our Time (2015) el grupo ha vuelto al trabajo y están con más fuerza que nunca. Actitud, energías y ganas. Y esa nube de polvo tan temida por aquellos que habitan en el pogo. Y es que ese era uno de los pocos peros que se le puede poner al recinto. Aún así, los circle pits se sucedián a ritmo de himnos generacionales tales como «Weight Of The World», «The Last Believer» o «Out Of Mind». «A Credict to her Gender» fue coreada por todos los presentes, mientras que «One For The Braves» demostró ser una cara b de lujo conocida por pocos pero celebrada con ansia (entre quienes me incluyo). También tuvieron tiempo para presentarnos temas de su último disco que ya empiezan a sonar a clásicos «Disputatio» o «Dry Season». Disfrutar de los de Santa Cruz a ritmo de Aperol no tiene precio (o sí, seis euros la copa).


Como si de un Punk-o-Rama se tratara, la última canción de Good Riddance empalmo con la primera de Pennywise. Distintos grupos, diferentes sellos pero mismo espíritu y estilo. Me impresionó bastante ver a Fletcher sin gorra, o a Jim pedir una cámara y sacar una foto al público entregado allí presente. Musicalmente, lo bordaron. Versión de «Stand by Me» y sus clásicos pertenecientes a todos sus discos menos al All Or Nothing (2012) donde Jim salió de la banda. Especial ilusión me hizo escuchar «Pennywise». También sonaron «Fuck Authority», «Society» y, obviamente, «Bro Himn» cantada y coreada por todos los allí presentes incluso una vez acabado el concierto. ¿Quién ha dicho que el punk rock de los 90 ha muerto?.

Y para acabar los grandes del género; Bad Religion, un broche de oro para una velada en la que la playa (a escasos 150 metros) del escenario y la música hacián que Rimini pareciera L.A. Poco puede decir de Bad Religion que no haya dicho ya. Sabéis que es mi grupo favorito y que los he visto 22 veces en 7 países diferentes. A buen seguro que muchos de los allí presentes tampoco eran novatos, pero la ilusión y la energía en el público seguía intacta. Empezar con «American Jesus» y seguir con «New Dark Ages» y «Los Angeles is Burning» es dar un golpe de autoridad. Los cambios sufridos en la formación del grupo están cada vez más engranados y eso se nota. Y la sonrisa de Jay Bentley tras 37 años haciendo lo mismo dota de esperanza a unos seguidores que esperan que Bad Religion sean eternos. «Anesthesia», «You», «No Control», «Generator» … ¿Realmente hace falta seguir?. Lo haré por resaltar que tocaron «The Handshake», tema que solo he escuchado una vez en Berlín y que es un regalo para los grandes fans. De largo el mejor concierto del festival y es que Bad Religion siguen siendo Bad Religion.


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Cuarenta y ocho horas de punk rock en Italia y aún quedaba un día más. El placer de descansar justo a la costa y comer pasta con marisco a precio asequible servía para recargar pilas y esperar a la última jornada del festival.
Quiero agradecer al festival el trato que nos dieron, en especial a Andrea atento en todo momento. También a Undeclinable Ambuscade, en especial a Helmer y Niek (manager), y como no, a Ana, por aguantar el festival entero como una campeona y ayudarme en todo momento con una sonrisa en la cara. !Gracias por todo!