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A l’ombra es resguarda l’amor i el senyor d’aquesta ciutat morta

Ella se llama Patricia. Patricia Heras para ser más exactos. Patricia es una chica que estaba en el sitio equivocado, en el momento equivocado. Dos años después de su muerte, un grupo de personas ocupan un antiguo cine para proyectar un documental acerca de su historia.

Su historia («Ciutat Morta») no es fácil de digerir: ni la de ella, ni la de sus compañeros de viaje Rodrigo,  Alex y  Juan. La suya es una historia de torturas, de muerte e injusticia. También de corrupción política, policial y judicial. No tiene un final feliz, ni un héroe que los salve, ni alguien que les diga que todo ha sido una pesadilla. Porque la pesadilla es real, existe y pasa en los rincones mas oscuros de cada ciudad del mundo. La suya también es una historia de los bajos fondos, de suciedad, de alcantarillas y de ratas miserables que merecen todo nuestro desprecio.

Durante las dos horas de metraje de «Ciutat Morta» (con un gran montaje y una gran labor de investigación), nos quedamos absortos descubriendo poco a poco la historia, cada uno de sus detalles, y pensando que todo aquello que sucede ante nuestros ojos no puede ser cierto. Cada nuevo dato, cada nuevo aporte es más surrealista que el anterior; pero al fin y al cabo cierto, y eso es lo que hace que el documental sea verdaderamente espeluznante.

No quería hacer una crítica de cine, porque el documental no lo merece. Lo único que quería era rendir un (humilde) homenaje, a Patricia, Juan, Alex y Rodrigo. No sé si lo he conseguido pero espero que algún día la justicia se ponga de su lado.

«ABSOLUCIÓN»

«He ahorcado a mi inocencia.

Su orgullo adolecido aún voraz no impide que se mee encima,

su belleza efímera,

expira con los últimos latidos suplicantes.

Perdida entre flujos corporales viscosos y detritos.

La he visto patalear rabiosa e indefensa hasta morir,

parecía más humana que yo,

en su rostro desfigurado leo un pánico sumiso y crudo

que me arde entre las piernas…

Le he cortado el cuello a mi ilusión,

la colgué de un semáforo ciego

y vi cómo se desangraba incrédula,

borboteando nerviosa,

vi el dolor brillar muy cerca,

se fue apagando velado tras su mísero destino.

Abro la caja y está vacía.«

Poema de Patricia Heras.

 Ni oblit ni perdó.

Blowfuse + Viva Honduras @Wurlitzer

Atlas Losing Grip – Currents