La mañana del sábado amaneció nublada y con unas temperaturas suaves y agradables que hacían que el despertar (y la resaca musical del día anterior) fueran mucho más fácil. Tras un viernes donde los triunfadores (generalizando opiniones) fueron The Offspring, aun quedaba un sábado bien cargado por delante con platos fuertes como la despedida de Berri Txarrak de Asturias, o la tercera actuación de NoFx en lo que va de año en nuestras tierras.
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El sábado del Tsunami es sinónimo de centro de Gijón. Ya es tradición bajar a ver los conciertos en la Plaza del Ayuntamiento y luego disfrutar de la inmensa oferta gastronómica que ofrece la ciudad. Cuando llegué a la plaza Agoraphobia estaban dándolo todo. Al igual que el público asistente. Su sonido a medio camino entre el pop, el indie y el rock más sutil es toda una delicia. No las conocía, pero me recordaron mucho a Amphetamine Discharge, y eso siempre es positivo. Gente con sidra y un sonido perfecto (bastante mejor que el de La Laboral) hacen de estas mañanas de sábado una cita obligada.
Tras un parón musical para poder disfrutar del obligado cachopo de turno, y de una sobremesa a la altura de las circunstancias, me puse rumbo al recinto del festival. Por motivos de logística, el concierto de No Fun At All, fue intercambiado por el de El Altar del Holocausto, así que entré en la Plaza de la Laboral justo para el espectáculo de estos últimos. Si no los habéis visto nunca, estáis tardando. Su puesta en escena es simplemente alucinante, y su sonido es rabioso, potente y directo. Temas con infinidad de transiciones musicales que te llevan a lo largo de un viaje musical complejo. Nunca he sido de bandas instrumentales, pero el sábado pasado decidí rendir culto a El Altar del Holocausto. Y no me arrepiento para nada.


Uno de los conciertos del día fue, sin ninguna duda, el de No Fun at All. Su cambio de hora también llevaba implícito un cambio de escenario: pasaban del principal al escenario Jager, una pista de baloncesto con una colina y un encanto especial. Esto quizás dotó al bolo de una energía aún mayor, y lo que vivimos durante aquella hora fue una clase magistral de punk rock de los 90s, tanto por parte del grupo como por la de un público entregado al 200%. La pista (y los alrededores) estaban abarrotados cuando sonó «Spirit» y todo estalló. Locura general reflejada en unas primera filas que no pararon ni un solo segundo. Los hits iban cayendo uno tras otro; «Lose Anotar Friend», «Suicide Machine», «Growing Old, Growing Cold» … y la energía no decaía.

Y es que No Fun At All son una apuesta segura. Sus conciertos son perfectos y jamás fallan. Son un metrónomo perfecto y una fiesta asegurada. El público pudo comprobarlo en el momento en el que sonaron «Beat ‘em Down» y «Catch me Running Round», dos verdaderas locuras en forma de pogos, circle pits y crowdsurfing. Los suecos aún tenían fuerza para más y cerraron su sublime actuación con «Out Of Bounds» y «Master Celebrator». ¿Quién da más?.

La tarde ya estaba caldeada y solo quedaban platos fuertes. El siguiente era muy especial. Berri Txarrak venía a despedirse de Asturias y nadie quería perdérselo. Un recinto abarrotado y un grupo entregado. Creo que eso resume a la perfección el concierto. Su setlist fue bastante parecido al que presentaron el pasado junio en el Download y su sonido fue (cómo siempre) perfecto. Comenzar con «Jaio.Musika. Hil» es toda una declaración de intenciones. También sonaron “Zertaraku Amestu» o «Jainko Ateoa» entre otras. Siempre me han encantado los conciertos de finales de tarde. Esos que comienzan con luz solar pero que acaban entrada la noche. Berri Txarrak tuvieron la suerte de copar esa franja horaria y según caía el día subía la intensidad.

El grupo tuvo tiempo para temas de su último trabajo como «Spoiler», incluso para una versión en castellano; «Toro» de El Columpio Asesino, aunque uno de los momentos más emotivos del concierto fue «Lemak, Aingura», donde David (la M.O.D.A.) subió a cantar junto a Gorka. Berri son uno de los grupos más queridos del género y eso se nota. El concierto llegaba a su fin y ese o podía ser otro que la esperada (y celebrada) «Denak ez du Balio». Con ella llegó el apoteosis y la reflexión tras el silencio. ¿Será la última vez que haya visto a Berri Txarrak?. Esperemos que no …

Con el subidón en el cuerpo, tocaba de nuevo bajar escaleras para disfrutar del directo de SUGUS. Este fue otro de los conciertos de una jornada en la que parece que el escenario «pequeño» ganó al «grande». Cómo una apisonadora, así sonaron SUGUS en el Tsunami. Quizás solo sea «cuestión de actitud» pero el caso es que la energía rebosó sobre y bajo las tablas. «1995» y «Alambrada» fueron las encargadas de presentar su nuevo disco y de encender la mecha. Tampoco faltaron los «más rápido» por parte de un respetable que estaba en su salsa con temas como «México», «Sorry We’re Punks» o «Crack».

El tiempo pasaba a la velocidad de la luz, velocidad a la que SUGUS se sube durante todo su recital entregándose al máximo. «Madrid» y «Actitud» precedieron a uno de los momentos del concierto; «Indomable». Para entonces los pogos en las primeras filas eran ya imparables y la locura estaba desatada. El concierto llegaba a su fin y el cierre fue el que tocaba: «It’s Only Punk Rock (But I Like It)». SUGUS estaban empapados y yo también. Gracias por tanto.

Cuando subí de nuevo al escenario principal (tras una cena como Dios manda), estaba ya a reventar. Pude escuchar los últimos temas de unos Kaiser Chiefs que tenían a la plaza aborratada (cómo diría aquel). Presencié «Ruby» y vi cómo uno de los secretos del Tsunami es compaginar varios estilos musicales en un mismo fin de semana. Nadie apostaría a que tras el rock británico de Kaiser Chiefs llegaría el punk irreverente de NoFX. Viva la variedad.

Y así llego el turno de NoFX. Ay NoFX. Esta era la tercera vez que los veía en lo que va de año y la disparidad de opiniones echaba humo en las redes tras su actuación. Pues bien, habiendo ya analizado dos de sus conciertos este 2019, voy a dedicar este espacio a dar la mía. En mi opinión NoFX se han acomodado y mucho.
Sí, tocan «Dinosaurs Will Die», «Leave it Alone», «Linoleum», «Sticking in my Eye» y «Murder the Goverment», pero eso son menos de diez minutos de temas rápidos. El resto son canciones simplonas que no motivan y que saben que les hacen cumplir el expediente. De unos cinco años a esta parte, los directos de NoFX son algo más predecibles que un capítulo de «Manos a la Obra», y lo dice alguien que los lleva viendo toda la vida hasta la cifra de la veintena (si veinte veces).

Punto y a parte están sus chismorreos y bromas. Sí, forman parte del grupo, pero eso de que «siempre son así» no es real. Sus chistes son parte del menú, pero el público no quiere un menú XL, prefiere un normal size y más música. Una cosa es tocar y hacer gracias, y otra hacer gracias y luego, si eso cantar. Los primeros diez minutos (incluyendo su nueva moda de salir y quedarse mirando al tendido 3/4 minutos sin empezar) fueron aire. Y yo amo al grupo, pero por eso mismo he visto este cambio y doy mi pinto de vista (que puede no ser el correcto, ojo).
Dicho esto, me sorprendió gratamente «The Man I Killed» y el cierre con «Reeko», porque sí, se puede disfrutar de un grupo y su directo, y también ser capaz de ver que se puede hacer mejor.

Tras acabar con el análisis de la jornada propiamente dicho, me gustaría destacar a una organización del Tsunami Xixón que vuelve a demostrar qué escucha a su público. Tras el problema con la comida de la primera jornada, el Tsunami actuó rápido: aceptó las quejas, admitió el error, y propuso soluciones. Un acierto lo de poder llevar comida de casa y un saber salir del paso con notable.
Esperemos que el año que viene no se cierren los servicios portátiles antes del cabeza de cartel del sábado, o tampoco se cierren las barras con el último acorde del último grupo del festival. Ha habido muchas quejas por eso, y nosotros debemos dejarlas escritas. Aún así, un diez por la música, la puntualidad (se agradece y mucho) y la organización en general. A buen seguro, el año que viene el festival seguirá mejorando esos aspectos mejorables, no tengo ninguna duda.
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Muchas gracias a la organización del Tsunami Xixón, a Roberto por sus fotos, y a todos los que pasasteis un rato conmigo durante el fin de semana. Al final la compañía es el cabeza de cartel de estos festivales, y ahí no puedo quejarme. ¡Nos vemos el año que viene!.