Las apariencias engañan. Y las no-aparencias también. Me explico; no por no vestir de una determinada manera dejas de ser algo, y no por no usar distorsión, batería rápida y los tres acordes más manidos en la historia de la música, dejas de ser un grupo de punk rock. Si queréis un ejemplo de esto último, lo tenéis aquí mismo: True Mountains. Pérez y Nacho son dos gallegos que, armados con su guitarra y con su contrabajo respectivamente, defienden la posibilidad de hacer un punk rock acústico y positivo. Y así llevan desde el año 2013, y así llegamos a Walk, segundo larga duración del grupo de reciente estreno.
Si no conocíais True Mountains y os apetece haceros una idea de lo que os vais a encontrar en este gran trabajo, basta con echar un vistazo a su portada. ¿No os recuerda en cierto modo a aquellas de Youth of Today o This Is Boston Not L.A. en su tipografía? A mi sí. Si veo cierto toque de hardcore old school en ella. También veo reflejado uno de los pilares más importantes del grupo que no es otro que el contacto con la naturaleza, y la importancia que esta tiene en nosotros. La actitud metal positiva (PMA) y todos los temas presentes en los pilares del hardcore old school están también presentes. El disco comienza con «Walk» y «Let’s Go to the River», dos temas que defienden la necesidad de aislarnos de una sociedad que nos pone barreras no solo físicas (edificios y cemento que destruye todo lo natural que hay alrededor nuestro) pero también mentales (intentado absorber nuestra capacidad individual para convertirnos en uno más del conjunto). La primera es un poquito más lenta en cuanto ritmo, y la segunda es una de mis favoritas del disco.
La indiferencia para con el rebaño está también presente en el álbum. ¿Qué más da lo que piensen los demás de nosotros?, ¿hay algún problema por querer tomar nuestro propio camino aunque este pueda ser criticado por los demás?, True Mountains lo tiene claro. Ni le importa, ni le quita el sueño y nos cantan «I Don’t Care» para dejárnoslo bien clarito. «Fire To The Church» es un precioso medio tiempo con un ritmo calmado y con un estribillo que a buen seguro es coreado en todos sus conciertos. Nada de dejarse alinear por ninguna religión.
Como bien dije anteriormente, la naturaleza juega un papel vital en la parte lírica del grupo (solo hace falta echar un ojo al nombre de la banda) y «Sounds Of The Valley» lo vuelven a dejar claro. La lucha del día a día dentro de las ciudades no tienen nada que ver con la paz y la armonía que se puede encontrar en la naturaleza donde además, podemos encontrarnos con nosotros mismos y recapacitar sobre nuestras prioridades vitales. Y si la naturaleza es importante, la amistad también. «Aloners» trata sobre la necesidad de vivir en contacto con quien nos rodea y compartir nuestra vida con nuestros amigos. Vivir la vida de una manera aislada hace que no podamos disfrutar de nuestros éxitos o que no tengamos la posibilidad de ahogar nuestras penas en compañía.
Conclusión: True Mountains han vuelto en el momento preciso para animarnos a disfrutar del verano que está por llegar. Animarnos a tomar una furgoneta llena de amigos y acampar en cualquier valle, ladera o playa,. A disfrutar de la vida y de la buena música acústica que de manera limpia tanto nos gusta. Animándonos en definitiva a caminar.