Los chicos de Pennsylvania que parece que nunca han roto un plato , The Menzingers, están de vuelta. Los yernos que toda madre quisiera para su hija nos regalan una colección de 13 temas con una variante en los porcentajes en la dicotomía del punk rock; 20% punk y 80%de rock, sin que ello haya afectado a la calidad final del producto. Unas melodías que encandilan a cualquiera y algunas reflexiones sobre el paso del tiempo y la madurez, son la base de After The party, un disco que busca la calma después de la tormenta.
Nunca levantar el pie del acelerador supo mejor. El grupo ha sabido llegar a la velocidad que mejor se adapta a su camino musical, una velocidad que hace de su sonido algo propio, característico e inconfundible, no sin antes sentir ese vertigo que da pisar el freno más hondo de lo normal. Y también ese vértigo que aparece según vamos madurando. «Telling Lies» afronta ese vacío que muchas veces llega al cumplir la treintena y dejar de lado los veintitantos. Musicalmente es uno de los temas más rápidos pudiendo quizás confundir al oyente sobre las expectativas del sonido que se va a encontrar a lo largo de este álbum, pero la realidad es otra. «Thick as Thieves» es un canto al alcohol de la manera más metafórica posible, echando tal vez la mirada atrás a un tiempo más despreocupado. Precioso medio tiempo que sí representa el devenir del disco de una manera más realista (musicalmente hablando).
«Where are we gonna go now that our twenties are over?, everyone’s asking me over and over.» (Telling Lies)
«Lookers» fue el primer adelanto de este After the Party, otro vistazo a la caja de los recuerdos que te revuelve entero y te llena de nostalgia. Y encima con una melodía preciosa. Los líos de faldas también están presentes en este disco «Charlie´s Army» representa ese problema que llega cuando te fijas en alguien que ya está «ocupado/a». «Black Mass» es todo un funeral al corazón, es verte en un bar con una copa en la mano donde se refleja todo lo que fue y ya no será, es la canción más sentida del disco, y «Bad Catholic» representa el lado oculto que todos tenemos: ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos. El ritmo sigue siendo lento, pero las verdades son puños en la mesa.
«The sands of time in an hourglass, that you’re always begging for back.» (Your Wild Years)
Muchos seguidores de The Menzingers quizás no estén del todo satisfechos con el sonido de este disco. Yo lo estoy, y en parte me recuerda muy mucho a otro disco querido por pocos y olvidado por muchos: Warning (2000) de Green Day. «The Bars» y «Living Ain’t Easy» tienen ese sonido característico con el que Billie Joe y los suyos sorprendieron a propios y a extraños. En según que momentos de estas dos canciones me transporto en el tiempo y recupero lo que aquel disco calmado y tranquilo me transmitía. Y lo celebro. Gracias Menzingers. Por último, no puedo dejar de escribir sobre mi favorita: «After The Party». Que tenga el honor de dar nombre al disco, no es ninguna casualidad. Es todo lo que he descrito antes y más. Es un temazo que se clava en el alma y te deja un sentimiento agridulce que sabe a pasado y a rabia. Alucinante.
Conclusión: Lo nuevo de The Menzingers es una obra maestra. No tiene esos tintes de punk rock que algunos podrían esperar, pero tiene cuerpo y alma de campeón. Porque a veces las letras que más se sienten no tienen que ser cantadas a gritos, porque las cosas dichas de manera calmada golpean más fuerte. ¿Tendremos la suerte de verlos en directo por aquí?. Habrá que cruzar los dedos y si no mover el culo allá donde quiera que vayan.
«To the nights we lose all self control, from the sex, from the drugs, from the rock and roll.» (After The Party)