Un 22 de octubre, pero de 1991, Pennywise y su mundialmente famoso logo saltarían a la fama con el lanzamiento de su disco homónimo bajo la discográfica Epitaph, de la mano de Brett Gurewitz. Hoy justo treinta años después, me veo en la obligación de rendir tributo a uno de los discos que más he escuchado en mi vida.
Mi primer contacto con la banda fue unos años más tarde (bastantes), pero es cierto que este disco tiene un hueco en mi corazoncito. Para mí, el color de Pennywise será siempre el azul, aunque los descubriera realmente con el color negro del Full Circle (1997). El primer corte que escuché de este disco fue (como casi todos) «Bro Hymn», aunque yo lo escuché en algún recopilatorio allá por 1998 y este me dirigió a su hermano gemelo de portada negra. Aún así, aunque la carga emocional sea menor, me sigo quedando con la versión de 1991.
Cualquiera que haga el ejercicio de escuchar los catorce cortes incluidos en este disco hoy en día, se dará cuenta de la frescura y de la juventud que aún mantienen treinta años después. De la energía que desprenden desde la encargada en abrir el trabajo «Wouldn’t it Be Nice» hasta la mencionada «Bro Hymn». Baterías ultra aceleradas, una voz juvenil de Jim Lindberg y unos coros a los que es inevitable no unirse se plasman en temas como «Rules», «Come Out Fighting» o la gran «Homeless».
Jamás he patinado, ni he hecho tan si quiera el ademán, pero reconozco que entiendo perfectamente porqué Pennywise fue considero como uno de los primeros grupos de skatepunk del género. Escucho cortes como «Open Door» o «Kodiak» y me apetece subirme en una tabla y romperme dos huesos y tres dientes.
Si tengo que destacar mis canciones favoritas de este excelente álbum, me quedo con «Living for Today» y su estallido inicial de energía, con la increíble «Pennywise», con uno de los mejores medios tiempo del género «Fun and Games», y con la que creo que es uno de mis temas favoritos de la banda y su amplia discografía; «No Reason Why». Obviamente poco queda por decir de su himno por excelencia, «Bro Hym».
Hoy el disco homónimo de Pennywise cumple treinta años. Me traslada a mi época adolescente, y me parece que ha envejecido (al menos) tan bien como yo. Hace ya unos años que no veo a los de Hermosa Beach en directo, y va apeteciendo. Hay motivos para celebrar, habrá que ponerse manos a la obra.