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Night Birds – Mutiny At Muscle Beach

21 de octubre de 2015. En el día en el que Marty Mcfly (y todo facebook por completo) llegó al futuro, nosotros viajamos al pasado. Muchos nos tacharan de retrógrados, pero hay como poco un par de razones para ir en sentido opuesto; la primera, Night Birds y el disco del que aquí os hablamos. La segunda, miles de situaciones en el día a día que hacen imposible que nos podamos auto catalogar como una sociedad del futuro, pero eso es otro cantar.

Mutiny At Muscle Beach es una máquina igual de potente, y mucho más barata, que el famoso Delorean. Escuchándolo nos trasladamos a un punk rock de tiempo pasados. Un punk rock de la maravillosa década de los ochenta, donde todo era más directo, más honesto y con menos pretensiones. Entran ganas de pillar la tabla (ya sea de surf o de skate) y salir a disfrutar escuchando a los de New Jersey como banda sonora. De irse a un salón recreativo y echar una partidita a cualquier máquina de 8 bits que encontremos. De ir a un concierto de punk rock donde no encontremos postureo y todo sea real…

El disco en sí no da respiro alguno. Doce temas en veinticuatro minutos. Ecuación casi perfecta. Todo está milimétricamente medido, o no. Tal vez ese sea el éxito de uno de los mejores discos del año dentro del género. «(I’m) Wired» abre la mecha y pisa el acelerador. Pasamos de cero a cien en cuestión de segundos. «Blank Eyes» es uno de los temas a destacar del álbum. Genial linea de bajo, cambios de ritmo y guitarras que ofrecen punteos memorables. A decir verdad, eso es lo que nos vamos a encontrar en todo el disco. En «Golden Age Of Tv» el grupo nos habla de la tele de antaño, donde las películas de terror, o a los luchadores casposos de lucha libre de los 80 copaban el prime time. Nada que ver con lo que tenemos en el «futuro». La intro de «Mutiny At Muscle Beach» es simplemente perfecta. La canción entra poco a poco con un toque surf punk, para luego romper con una batería de lo más acelerada. Los coros son de escuela, y el punteo sublime. No hace falta inventar nada nuevo, todo está en los libros.

La segunda parte del disco abre con «Son Of Dad», un tema de esos que te hace mover la cabeza al ritmo de sus riffs, a la vez que asientes y te rindes a la calidad del mismo. Punteo psicodélico y gallitos buscados por parte de Brian. Nada que ver con su predecesora, la cual tiene un toque mucho más ramoniano (incluso abre con el famoso «one, two, three, four»). Y es que «Off The Grid» es uno de los hits del álbum. «King Kong» es otro homenaje más a la época, y uno de los temas más bailables. Perfecto para hacer el mono. Y justo al acabar el disco nos encontramos con las dos joyas de la corona: «Miskatonic Stomp» y «Left In The Middle». La primera es un precioso tema de surf rock instrumental que me vuelve loco, y la segunda es, para  mi, la mejor canción del disco. Utilizada por Fat Wreckchords (el grupo ha firmado por ellos con este trabajo) como single anticipado en un recopilatorio, es simplemente perfecta. Su inicio me recuerda a la gran «Reach For The Sky» de Social Distortion, y su evolución a cualquier temazo de Adolescents. Todo eso impregnado de la energía de haber nacido en el 2015. Imbatible.

En resumidas cuentas, el cuarto trabajo de Night Birds está aquí para presentar candidatura al top 3 de discos de este año. Un disco rápido, que ofrece la frescura del pasado, pero con la energía del presente. Un disco dirigido a retrógrados inconformistas que buscan ese giro de tuerca en la música. A mi me ha conquistado, y no hay cosa que más me alegre que poder aportar algo de pasado al día en el que llega el futuro. !Gracias por todo Night Birds!

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