Javi, Fede, Ángel y Adri son cuatro chavales más o menos de mi edad, que hace muchos años decidieron dar salida a sus inquietudes y comenzar un camino juntos formando una banda de hardcore. En ese camino han sabido encontrar sus metas a cada paso, trabajando con paciencia, sin prisas. Las idas y venidas de la gente con la que compartes tu senda siempre son motivo de emociones confrontadas que, a pesar de todo, les han conducido al solsticio de verano de 2016, en el que no se si de manera fortuíta o como vaticinio de una nueva era para Minority Of One, han decidido publicar su tercer álbum.
Con Never Quit, MO1 se reinventan como cuarteto, con el uso de más medios tiempos y estructuras más experimentales que en sus dos anteriores trabajos, a la vez que cada miembro aporta una manejo mucho más maduro y estudiado de su propio instrumento. Pablo Magallanes (GAS Drummers) continúa como consejero e incluso se atreve a poner su granito de arena con alguna guitarra, al igual que Stephen Egerton (Descendents, Flag…), que se encargó de añadir alguno de sus característicos solos a la mezcla y el master al que él mismo ha dado forma. Las letras continúan la línea positiva que siempre ha caracterizado a los jerezanos, mezclando contenidos más políticos sobre clase obrera, anarquismo o identidad de género y otros mas livianos sobre unidad, diversión y amistad.
«War Beyond Class War» es la manera perfecta de arrancar. Su segundo adelanto, publicado la semana pasada, busca estimular nuestra lucha interior, tan necesaria a veces como complemento al resto de luchas externas. El siguiente zarpazo viene de la mano de «Green Eyes», otra de las más rápidas y positivas, a pesar de centrarse en el complicado asunto de los centros de menores desde la perspectiva realmente conmovedora; como conmovedora es la colaboración de Dani Llamas (GAS Drummers) en «Never Quit», tercer corte que da nombre al disco y también centrado en la lucha contra los demonios internos… y de paso excelente confirmación del dominio de los medios tiempos que han adoptado estos chicos. La admiración por la historia del anarquismo en su tierra y la búsqueda de un mundo más justo sigue vigente una vez más con «D.B.» o «Switching Sides», demostrando una vez más que la mezcla de melodía y compromiso político jamás debe suponer un conflicto. Casi con las mismas palabras podríamos explicar «No Gender», una de las más fieles a su sonido más clásico, pero a la vez un ejemplo de la madurez que alcanzaron de un tiempo a esta parte. Un cántico a derribar las barreras que la sociedad ha impuesto por argumentos tan vacíos como el género impuesto al nacer.
«Remedies For The Pain» fue el primer indicio que tuvimos de sus nuevas composiciones, y junto a «Bonds» forman ese tipo de canciones (como «The Cure» lo fuera en Glory Days) que nunca faltan en su repertorio, y que en cierta manera sirven de alabanza a esto en lo que creemos y que se llama punk rock. «Orange & Violet» no es, al contrario de lo que pueda parecer, una crítica a las nuevas formaciones políticas de este país, sino una oda a los últimos compases del día en que la masa abandona las playas y dejan vía libre para la práctica de actividades como el bodyboard, una de las grandes aficiones de Fede. También hay un hueco («Guilty») para los errores que el ser humano comete una y otra vez en contra de su propio hábitat, envuelto en un riff de guitarra que no saldrá de tu cabeza una vez que lo escuches por primera vez. Y de repente, cuando menos te los esperas, una guitarra acústica desnuda nuestro aprendizaje diario de la gente que enriquece nuestras dudas con conversaciones. Bonito experimento este, llamado «Doubts». Y para cerrar la cuenta, nada mejor que «Memories» para echar la vista atrás, hacer recuento de las cicatrices ya curadas y ser consecuente de uno de esos ejemplos de medios tiempos de los que hablaba al principio, capaces de poner los pelos de punta con cada coro que adorna la voz principal.
Como balance general, la espera se ha hecho larga, pero el tiempo que Minority Of One han permanecido en la sombra ha servido para crecer, coger ideas y plasmarlas en un disco quizá no tan fácil para los oídos como los anteriores, pero que poco a poco y con pasos cortos va a calar muy hondo. Ahora sólo les queda disfrutar del trabajo realizado y volver a ese camino que nunca han abandonado con las pilas probablemente más cargadas que nunca.
Es un orgullo para nosotros haber podido tener acceso antes de su publicación al nuevo episodio en la trayectoria de esta banda amiga, y desde aquí agradecemos su confianza. Nuestra motivación por seguir día a día en esto parte de pequeños detalles como este, que hacen que nuestra bola de ilusión por lo que hacemos crezca cada día y ruede más ágil que nunca.