Siendo 100% sincero, True Brew no me entró de primeras. Bueno, ni de primeras ni de segundas. Tal vez sea culpa de un dichoso mes de abril donde se me acumularon los discazos y donde, sin ser premeditado, este disco quedó un tanto relegado. Tal vez sea porque tenía otras preferencias y las primeras escuchas fueron un poco «a ver que pasa». Pero el caso es que con el cambio de mes, los deberes hechos y más tiempo, he vuelto a darle una oportunidad y el disco lo ha sabido aprovechar. Me ha ganado y me tiene totalmente enganchado.
Es cierto que las comparaciones son odiosas, pero desgraciadamente en este mundo inevitables. Pienso que debemos entender, de una vez por todas, que el tiempo pasa para todos, y que los 90’s hace tiempo que bajaron la verja. Estamos en 2015 y Millencolin ha entendido esto a la perfección. El grupo se ha reinventado buscando un sonido que se adecue a su momento actual. Y parece que por fin, y tras un par de discos divagando, han dado con la tecla.
Su primer adelanto, «Sense & Sensibility» tampoco me llamó la atención. Ahora no me lo saco de mi cabeza. Tiene todo lo que el disco propone: un sonido fresco, alegre y positivo. Unos coros que en directo suenan muy bien, y una melodía que da buen rollo. Realmente este esquema puede ser aplicable a todos los temas del disco. «Egocentric Man», primer corte del disco, bien podría ser el metrónomo que marca el nuevo ritmo del grupo. Un ritmo un poco más pausado, rozando el medio – tiempo, pero donde Nikola se mueve como pez en el agua. De nuevo unos coros muy bien traídos le acompañan a la perfección. Su segundo single, «Bring Me Home» es otro ejemplo del cambio. La voz se rasga hasta el punto de rockear y todos los arreglos de la canción demuestran que estamos ante un disco muy bien producido. Si además vemos el vídeo, la nostalgia nos invade. La intro con piano de «Wall Of Doubt» da paso al bloque que más me ha sorprendido del disco, y es que esta última, «Something I Would Die For», «Man Of 1000 Tics» y «Mr. Fake Believe» se escuchan del tirón y se disfrutan a partes iguales. Son los temas que fijan los cimientos del nuevo Millencolin.
Millencolin han vuelto y, personalmente, me han sorprendido. El nuevo sonido que ofrecen no es el de antaño, pero al igual que yo tampoco soy aquél chaval de 20 años que un día se hizo su propia camiseta del grupo con la portada del For Monkeys. Estamos ante un disco que posiblemente marque un antes y un después en el devenir de los suecos, no solo en el estudio, si no también en directo. Hace una semana los pude volver a ver en el Groez y me pasó como con el disco, no era algo que deseara ansiosamente, pero me dejó con un sabor de boca y una sonrisa que solo te sacan los 4 chavales suecos que hace 20 años nos revolucionaron con su Life On A Plate. Si ellos siguen juntos, yo pienso seguir dejando que me acompañen.