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MakeWar + Early Flights @ Wurlitzer Ballroom (Madrid)

El pasado 25 de julio llevaba marcado en rojo en mi calendario bastantes meses. No solo porque dos de mis grupos favoritos de la capital, Weak y Early Flights, unieran fuerzas, sino también porque al fin, MakeWar pisaban la capital. Y lo hacían en una Wurli que es especialista en regalarnos conciertazos en verano.

Sin embargo, la vida es caprichosa. Primero Weak caían del cartel a penúltima hora y, peor aún, esta eterna ola de calor estaba dañando a Pepe, mi perro y mi mejor amigo. Los pronósticos no eran nada positivos, y el viernes podría ser definitivo para su vida.

Con esta situación, el jueves por la tarde no tenía fuerzas para ir al concierto pero, tras horas de meditarlo, decidí acercarme para liberar mi mente un par de horas y soltar todo lo que tenía dentro. Creo que fue un acierto y en parte gracias a unos inmensos MakeWar que con su recital me dieron fuerza para lo que estaba por venir.

Tras una previa con amigos que me también me animaron, esta vez llegamos un tanto tarde al concierto de Early Flights. Una banda que sigue escalando puestos en la tabla de grupazos nacionales. En el rato que los vimos, disfrutamos de tres cortes entre el que se incluía la gran «Pictures with no Frame», y vimos una sala que lo gozaba de lindo con los madrileños.

Entonces llegó el momento de MakeWar. Todos sabíamos que lo que venía era un concierto puro. Música que sale de dentro y que hace que cantarla a grito pelado con la banda te renueve por dentro y por fuera.

«Matador Pool Party» y su ritmo acelerado se encargaron de darnos la bienvenida y conectarnos con la banda. Unas primeras filas pobladas cogían sitio para los singalongs que se venían. Continuando con el mismo disco, «DTFH» ya se adentraba en el sonido típico de unos MakeWar que parecían no acusar estar en unas de las últimas fechas de su extensa gira.

Una vez creada una conexión total con el público, llegó el momento de rematarla para hacerla plena; «My Bones» y «No más» precedieron a uno de los momentos de la noche, ese en el que el grupo interpretó «Tell Me», la que para mi es la canción del año. Las primeras filas se volvieron locas y todos nos dejamos la voz cantando sin parar. Desde ese momento hasta el final de concierto.

Más y más fieles se fueron uniendo a las posiciones delanteras cuando sonaron verdaderos himnos como «American Futbol» y, sobretodo «Oh Brother», donde yo empecé a perder la voz encontrado una mezcla de sensaciones difíciles de explicar. Obviamente quedaba más. Mucho más. Pogos con «No Excuses», abrazos con «Discord» y atención con la cuasiacústica «Skate», quedaron por el camino.

La traca final vino con «Ode» y sus chupitos de Whisky, y con «Sallie» y su rabia que nos dejaba a todos empapados. Tras una breve despedida, la banda decidió volver y cerrar su recital con la inmensa «Not Today» y unos coros que fueron acompañados por todas y cada una de las personas presentes en la sala. Sonrisas, sudor y despedida.

Lo del jueves fue un concierto de música con mayúsculas. De esos que te tocan el corazón y que refrendan la idea que, aún pasados los cuarenta, tenemos de que esto va a ser para toda la vida. No hay mejor celebración que esto. No hay mejor duelo que esto. No hay nada mejor que esto. Gracias.

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Esta entrada está dedicada a la memoria de Pepe, el mejor perro que jamás pude tener. Gracias por tu amor y tu compañía, gracias por estar siempre, y por seguir estando eternamente. Siempre te recordaré, pronto con una sonrisa en la cara. Es cuestión de tiempo. Te quiero Pepeluis.

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