Hace bastante tiempo que el camino de Green Day y el mío propio se bifurcaron. Ellos siguieron por la senda del mainstream llena-estadios, el de las pantallas gigantes y el de los fuegos artificiales. Yo seguí por la de los conciertos en pequeño formato donde la cercanía con los grupos me ofrece esa conexión necesaria para entender la música cómo yo personalmente la interpreto. Ambos correctos, ambos respetables.
Sin embargo, esos caminos, quizás distantes pero a la vez paralelos, se cruzaron, casi de casualidad (el concierto fue anunciado tan solo con una semana de antelación), en el mismo sitio de siempre. Ese sitio donde hace diecinueve años los vi por primera vez siendo yo un adolescente enérgico, y siendo ellos un grupo que apuraba el tocar en salas para dar el salto a lo grande. Las cosas habían cambiado mucho en este tiempo, pero anoche eso se dejó de lado con el primer acorde.
Era un secreto a voces, Green Day iban a tocar el multi-platino Dookie enterito y en exclusiva para unos dos mil aficionados que antes de entrar en la sala aún se frotaban los ojos para comprobar que aquello no era un sueño. Los allí presentes nos sentíamos afortunados, tanto que la gente se volvía loca con los temas que sonaban a modo de calentamiento antes de que el grupo entrara en acción. Queen nunca fue tan tarareado en La Riviera. Tras esos quince minutos de ansia, Green Day entró directo al grano; los acordes de «Burn Out» desataron una locura que no pararía hasta acabar el concierto entero.

Esta vez, y haciendo un ejercicio de sentido común, Billie Joe y los suyos se dejaron de americanas extravagantes y de karaokes multitudinarios. Ropa «de andar por casa» y actitud, como en los viejos tiempos. «Having a Blast», «Chump» y «Longview», una de las más celebradas por el público junto con los, ya sabidos de memoria, temazos «Welcome to Paradise», «Basket Case», «She», «When I Come Around» o «In The End». Apenas interrupciones entre tema y tema para no estropear el homenaje. Homenaje que podría haber sido un pelín mayor si hubieran colocado tras ellos un banner con la portada de uno de los discos más conocidos del panorama alternativo. Aún así, el grupo no quiso hacer sangre. Conscientes de las envidias que la ocasión levantaría en todo el globo terráqueo, dejaron la imagen, ya icónica, de lado. Una pena.
Hasta aquí todo era sabido. Una vez finiquitado el tributo, llega un segundo concierto en el que muchos ya sí teníamos dudas; «vale, sí, se tocan el Dookie pero … y luego?. Pues luego el grupo hizo un repaso por sus mayores éxitos donde sonaron «Minority», «Bang Bang» o el recién estrenado «Father of All». Sorprendentemente, la intensidad del público (ni la de la banda) decayó en esta segunda parte del directo. También sonaron «Boulevard of Broken Dreams» y «American Idiot» para el disfrute de la parte más joven de la audiencia.

En esta segunda parte, me hizo mucha ilusión escuchar «Brainstew» y me sorprendió que el grupo, en un alarde de añoranza, decidiera tocar «I Was There». Esta fue una inclusión de última hora en detrimento de dos temas del gran denostado de este ejercicio de memoria; Nimrod. En el setlist, el grupo tenía previsto tocar dos temas de este álbum, «Nice Guys Finish Last» y «Hichin’ a Ride», pero la elegida fue la canción del 91. Una pena, porque también se dejaron en el tintero «Good Riddance (Time Of Your Life)» y Nimrod quedó fuera de la fiesta.

Conclusión; Green Day ayer nos hicieron creer que estábamos en los 90s, lástima que los dichosos móviles nos recordaran que no, que estamos casi en el 2020. Que sí, que yo también saqué alguna foto, pero hubo gente que se dedicó a grabar más que a disfrutar. En cuanto al grupo, de diez. Directos y sin rodeos. Entregados y disfrutando. En cuanto al sonido, donde yo vi el concierto sonó de diez también. La ocasión lo merecía.
Ayer Green Day y yo nos volvimos a cruzar, nos echamos una mirada de complicidad, chocamos los cinco y nos despedimos, quizás hasta nunca, tirando cada uno por su camino de nuevo.
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Disclaimer: Sentimos habernos perdido a nuestras amadas Violets, pero estamos seguros que volveremos a verlas más pronto que tarde. Muy merecido por su parte poder haber formado parte de lo de anoche. Desde aquí, celebramos su éxito.