Desde la británica isla de Wight nos llega el segundo larga duración de Grade 2, un grupo llamado a ser la cara visible del punk rock de ladrillos rojos y botas de cuero. Con un acento marcado y un sonido que los coloca (como no podía ser de otra manera) en Hellcat Records, el trío se convierte en una realidad en mayúsculas con su último trabajo.
Los problemas del día a día de la clase trabajadora llenan de letras unas canciones que nos trasladan a otro momento y a otra época. Estos tres jóvenes parecen ser el relevo natural de grandes de la escena como los Dropkick Murphys o los mismísimos Rancid.
Estamos hablando de una colección de quince canciones que te hacen ponerte en pie de guerra, con unos estribillos pegadizos, y un sonido que llevábamos añorando desde hace tiempo. Con cortes como «Under the Streetlight», «Midnight Ferry» o «Celine», Grade 2 se convierten en el presente de ese punk rock que se canta a grito pelado con un tercio de cerveza en la mano.
Las líneas de bajo parecen ser alumnas de Matt Freeman, especialmente en la rabiosa y fugaz «Gaslight», y en el comienzo de la pegadiza «Fast Pace». Y es que Grade 2 también dominan la velocidad. Una clara prueba son canciones como «Parasite», «Doing Time» o «Bottom Shelf», donde el ritmo se acelera sin perder la esencia de la banda. Partes instrumentales y solos de bajo, guitarra o batería, (sí de batería) llenan de potencia uno de los discos de lo que llevamos de año.
Si tengo que resaltar algún corte, me quedo con la ya citada «Under the Streetlight». Una canción que a buen seguro se convierte (si es que no lo ha hecho ya) en uno de los himnos de una banda a la que ver en directo se convierte en una necesidad imperial.
Conclusión: este 2023 nos está abriendo la puerta a muchas bandas que, aún sin saberlo, están protagonizando un claro sorpasso generacional. Es hora de abrir la mente y los oídos y dar la bienvenida a Grade 2. No tardéis mucho u os arrepentiréis.