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Gasteiz Calling @ Iradier Arena (Vitoria)

Todos aquellos que intentan enterrar el punk rock y su afición en este país debieron dormir mal el pasado sábado. Todos esos que piensan que montar un festival con sabor a los 90s es una locura que solo moverá a unos pocos nostálgicos, deberían ir replanteandose su postura. El Gasteiz Calling ha tirado por tierra muchas de esas teorías y ha logrado, en su primera edición, congregar a gente de todas las edades y de todos los puntos geográficos. La utopía ya es real, y la afición respondió desde la apertura de puertas hasta el cierre de las mismas casi 12 horas después. Todo un éxito. Pero empecemos por el principio.

Me fue totalmente imposible llegar a Vitoria la noche del viernes, por lo que me perdí la fiesta y los conciertos que se celebraron esa noche. Llegué a la ciudad sobre las 14:00 de la tarde, y solo me bastaron unos minutos para darme cuenta de la amabilidad de la gente y el buen ambiente que allí se creaba. En la zona antigua, y rodeados de cervezas, vinos y pinchos, los habitantes de la ciudad se mezclaban con todos esos que llevaban camisetas de Pennywise, de Lagwagon o de Bad Religion. La cercanía del concierto de Blowfuse se iba notando, y cada vez había más ganas de entrar en el Iradier Arena para disfrutar de lo que de verdad nos gusta: la música en directo.

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Iradier Arena

Entramos al recinto a mitad de concierto de unos Blowfuse que se mueven como pez en el agua en sus directos. Lo primero que me sorprendió fue la cantidad de gente que había ya dentro del recinto. El foso estaba medio lleno y también había gente en las gradas. La energía y garra del grupo hizo que hasta los curiosos que pasaban a ver como iba la cosa se quedaran a verlos. Y que movieran sus cabezas o marcaran su alocado ritmo con los pies. Imposible quedarse quieto ante tanta savia joven fluyendo por las venas. Punk rock en estado puro y sin contemplaciones, ¿por qué no dejar las cosas claras desde el principio?. El desfase llegó con  y «Ripping Out» y «Man Of Opportunities», donde Oscar saltó al público y acabó con una fregona puesta en la cabeza.

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Blowfuse (foto por Robbie Ramone)

La tarde prometía y el recinto se iba llenando cada vez más para, en esta ocasión, disfrutar con Estricalla, grupo que, obviamente, no iba a bajar el listón de la fuerza. El directo de este grupo es totalmente arrollador. Es una descarga de rabia contenida que hace que te explote el corazón. El problema es que hubo un invitado no esperado a este concierto y ese decidió quedarse hasta que Jello Biafra hiciera acto de presencia. Estoy hablando del mal sonido. Quizás al ser el grupo con más distorsión, Estricalla fue el que más lo sufrió, pero fue una verdadera pena ya que, la voz se perdía entre unas guitarras que se comían todo lo demás. Aún así, estábamos en un concierto de hardcore, no en la ópera, y la gente se sobrepuso al contratiempo y disfruto de lo lindo. El festival había arrancado y nada iba a pararlo.

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Estricalla (foto por Robbie Ramone)

Los siguientes en saltar al escenario fueron The Casualties, quienes defendieron con uñas y dientes, como si de una armada se tratara, ese punk crudo que también saben hacer. Mayoría de crestas y cinturones con balas en las primeras filas, donde se cantaba, coreaba y sudaba cada tema que la banda ofrecía. La variedad de estilos dentro de un mismo género ha sido sin duda uno de los grandes aciertos del  festival. Cada asistente tenía su predilección y su momento. Y nadie lo dejaba pasar. Los seguidores del grupo disfrutaron de lo lindo con temas míticos como «Riot», «For The Punx» o la coreada «We Are All We Have», mientras que Jorge Herrera, vocalista del grupo, hacía su show lleno de entrega y fuerza. El punk a lo G.B.H o The Exploited también estuvo presente en Vitoria.

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The Casualties (foto por Robbie Ramone)

A Gatillazo los voy a emparejar con Jello Biafra And The Guantanamo School Of Medicine, ¿la razón? la similitud (salvando las distancias) entre los líderes de ambos grupos. Evaristo y Jello, Jello y Evaristo. Dos personajes claves en esto del punk. Cada uno profeta a su manera, pero ambos iguales al fin y al cabo. La mayoría de la gente acude a ver a sus grupos para ver a estos dos dinosaurios que aún siguen muy vivos. Todos los allí presentes queríamos oír «Esclavos del Siglo XXI» y «California Über Alles 21st Century» (otra similitud en los títulos) en directo. En cuanto al sonido, el segundo tuvo más suerte que el primero ya que fue con Jello Biafra And The Guantanamo School Of Medicine donde el sonido empezó a mejorar. Ambos demostraron seguir teniendo tirón, la cantidad de público asistente así lo confirmó, aunque cuando más se disfrutó fue cuando ambos tiraron de sus clásicos de décadas anteriores.

En medio de ambos grupo llegó el turno de uno de los platos fuertes (para mi), Good Riddance. Los pude disfrutar en el pasado Groezrock y alucine con su vuelta. El setlist que ofrecieron en Vitoria fue prácticamente el mismo (y eso son buenas noticias). Actitud y ganas de agradar de un grupo que pasa por su segunda juventud. Diversión en las primeras filas y clásicos como «Last Believer», «Mother Superior» o «A Credict To Her Gender». El sonido no acompañaba y la voz de Russ no se disfrutaba como debiera. Good Riddance también aprovechó la ocasión para presentar algunos temas de su recién estrenado álbum Peace In Our Time, como «Disputatio» o «Dry Season». Especial ilusión me hizo escuchar de nuevo «One For The Braves» y verles cerrar (como casi siempre) con «Libertine». Uno de los conciertos del día.

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Good Riddance (foto por Robbie Ramone)

Poco tengo que decir de Spermbirds ya que no conocía al grupo y encima tenían la complicada papeleta de ser los antecesores del plato fuerte de la noche; Bad Religion. Muchos de los allí presentes (entre los que me incluyo) contaban los minutos que quedaban para que Greg y lo suyos salieran a la palestra mientras, de fondo, escuchaban Spermbirds. A mi personalmente me parecieron algo aburridos aunque correctos en su estilo. Entrar en valoraciones sería injusto por mi parte.

Eran las 00:15 y por fin llegó la hora de Bad Religion. He de reconocer que tenía mucho miedo por el sonido, pero los de california se sobrepusieron al mismo, y como el Dr. Graffin hace en su facultad, dieron una verdadera clase maestra. Una vez más volvieron a demostrar que no hace falta montar un show eléctrico o llevar crestas para transmitir ese punk rock que solo ellos saben hacer. Magnífico setlist plagado de miticadas como «Suffer», «No Control» o «Anesthesia». También sonaron las esperadas; «Generator», «Sorrow» o «American Jesus». Personalmente, disfruté muchísimo con «Come Join Us» y con «Skycreaper» dos temas menos asiduos en sus setlists. El grupo estuvo serio y centrado. Demostró tablas y clase, y dejó bien claro que les queda cuerda para rato. La mayoría de los allí presentes acabamos con una sonrisa en la cara y con la idea de que Bad Religion nos había vuelto a conquistar por enésima vez.

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Bad Religion (foto por Robbie Ramone)

Y por último (y no menos importante) llegó el momento de Toy Dolls. Los británicos demostraron ser el broche ideal para esta primera edición. Otro punto más para la organización. Cualquier otro grupo habría, posiblemente, sucumbido ante el deber de tocar después del concierto que nos ofrecieron Bad Religion, pero Toy Dolls estuvo a la altura en todo momento y se puso en el mismo nivel que sus antecesores. Con el recinto abarrotado aportaron esa diversión con acento british e hicieron bailar a todos aquellos que aún tenían fuerza. El setlist fue un repaso por su extensa carrera plagado de himnos generacionales. Uno de los momentos más festivos, no solo del concierto sino de todo el festival, fue «Nellie The Elephant». Toy Dolls transmiten diversión y eso a las 02:00 de la mañana siempre es bienvenido.

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Toy Dolls (foto por Robbie Ramone)

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Hasta aquí llega la crónica de un recién nacido festival que, como tal, ha tenido aciertos y fallos. Los puntos negativos han sido el sonido en algunos momentos, y tal vez, la comida ofrecida dentro del recinto. Por el contrario, han sabido apostar por algo que muchos quieren enterrar y eso demuestra valentía. También han demostrado ser un festival que escucha a sus asistentes. Gracias a esto cambiaron (para bien) la posibilidad de salir y entrar del recinto hasta cierta hora. La organización debe estar satisfecha con el trabajo realizado y ya han anunciado intención de mejorar en próximas ediciones. ¡Bravo!

Solo me queda agradecer al Gasteiz Calling el trato que nos ha dado y a Roberto Parodi su buen hacer con la cámara y su amabilidad a la hora de dejarnos usar su trabajo. Si queréis ver más fotos podéis hacerlo en su facebook o en su Flickr. Esto es todo, nos vemos en el próximo.

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