Linoleum
Tras tener que ser pospuesto un par de ocasiones (por razones de sobra sabidas), incluso tras una versión en streaming que nos puso los dientes largos en los momentos más duros de la pandemia, Fem D’Aqui Tour, la gira de HFMN que lleva a un trocito de (la extensa) escena catalana a diversas ciudades, llegó (por fin) a Madrid.
Con algún cambio en el lineup, el cartel quedaba compuesto por CRIM, La Inquisición y Serpent. Una alineación lo suficientemente atractiva como para que la Sala Copérnico mostrara una excelsa entrada.
Nosotros llegamos al recinto justo cuando Serpent acaba su directo, por lo que tendremos que dejar su nombre escrito en nuestra (más extensa de lo que quisiéramos) lista de debes. La sala gozaba de un aspecto genial, repleta de gente con ganas de música en directo y con bastantes caras conocidas. La sensación que había en el ambiente era el de las grandes ocasiones, una sensación que hacía tiempo que no sentíamos. Y ya iba tocando.
La Inquisición apareció sobre el escenario y el público demostró que había muchas ganas de implicarse. Con su puesta en escena ya característica, la banda comenzó tocando «Stella Maris» y los y las allí presentes se dejaron la voz desde el segundo uno. A esta le siguieron, casi sin dar tregua, «El Himno de España» y «Febrero», dejando claro que la cosa iba en serio.
El grupo siguió vaciándose en el escenario mientras hacían un repaso a su discografía tocando temas como «Verdadera Fe», «Falsos Profetas» o «Tenevrae». En este primara parte del concierto, la implicación por parte del público fue especialmente remarcable en «Septiembre» y en «La Nueva Ola», dos de nuestros temas favoritos, que en directo cobran más fuerza aún si cabe.
La Inquisición tiene, además de fuerza sobre las tablas, un larga lista de himnos que hace que su directo nunca decaiga. Así, en la segunda parte del show, la banda nos hizo disfrutar con «1991», «Abril» o «Guerra Total». Cuando el sudor se hacía el dueño de la sala, llegó la hora de la traca final; «Verte Amanecer» y «Rosa De Mort». Apoteosis en la Sala Copérnico, y un clímax musical del que aún nos estamos recuperando.
Tras lo vivido, rápida salida al mundo real para coger aire, y vuelta a ese oasis que solo la música sabe dibujar para salvarnos de nuestro día día. Llegaba el momento de CRIM y nadie quería perdérselo.
CRIM comenzó su repertorio tirando de un clásico como «Temps era Temps» y haciendo que las primeras filas, vaciadas durante el descanso, volvieran a poblarse como es debido. Con una sobriedad de aquellos que ya tienen tablas sobre un escenario, los de Tarragona ejecutaron un concierto de diez, y es que es complicado que CRIM defrauden.
Poco a poco los estribillos fueron cantados y «Copa del Rei» y «Benvingut Enemic» conectaron rápidamente a los dos partes involucradas en la ecuación del directo. Llegado ese punto, el grupo aún quiso más y nos deleitó con «Sense excuses», «Quan Tornin les Sirenes» y con su versión de «Prince of the Rodeo» (Turbonegro). La simbiosis era total.
Con un grupo entregado, agradecido e ilusionado por volver a hacer lo que más les gusta, el directo continuó de manera ascendente con temas como «Hivern Etern» o «Verí Caducat», para conectar con los y las (pocas) rezagadas y ofrecer un final de concierto sublime. Pocas bandas pueden cerrar su repertorio con un conjunto de temas tan grande como «Blau Sang, Vermell Cel», «Castells de Sorra» y «Pare Nostre que Esteu a L’infern». Una clara prueba de que, en lo que a la música respecta, no existe ningún tipo de barrera idiomática.
Lo del sábado pasado es un pasito más. Una subida de nivel y una clara prueba de que la música es segura. Es cierto que hay que ir con pies de plomo, pero cuando te devuelven lo que más te gusta, es complicado no dejarse acelerar y querer más. Seguimos escalando, y esperamos que no toque volver a parar para coger aire.
