No solo de punk vive el hombre. Y es que cuando aparece una banda en tu ciudad que te rompe hay que decirlo. Ellos son Dûrga, un trío de post rock afincado en Valencia y nacido a comienzos de 2016 con una fuerza y dedicación que no estamos acostumbrados a ver en la ciudad de Levante. Tras estrenarse el año pasado con Vent, su primer single, estrenan este 2017 al fin un primer EP esperado por gran parte del público más fiel al género.
Venjança es certero y contundente. A través de 5 temas se abren paso por todas las vertientes del post rock y no dejan terreno libre para explorar; desde los limpios más cristalinos y cuidados hasta las incansables estocadas de distorsión que van evolucionando y llevándote a sitios diferentes. Los delays y las reverbs, así como los compases más inesperados harán las delicias de todos los amantes de lo alternativo. Sumémosle los pasajes narrativos que añaden en temas como «Ôgenos /Amemansu» o «Kodama», que consiguen aportar algo diferente a la dinámica de los temas y tendremos un EP debut de altos vueltos.
En lo musical estamos ante una banda con un futuro tremendo si sigue trabajando de esta forma. Este es tan solo su primer proyecto y ya podemos apreciar la madurez propia de una banda con mucha más trayectoria, así como una fuerte solidez y seguridad en la dirección en la que camina su sonido. A veces anda, otras corre, pero no deja jamás de respirar, lo que hace que el EP en sí mismo sea una suerte de ópera continuada en la que no hay espacio para las pausas. Sólo hay reflexión y clamor de venganza. Esta última palabra, que es precisamente en la que se centra el concepto del álbum, es la verdadera protagonista. Tal y como expresa la propia banda, lo que han tratado de hacer es darle voz a la Madre Naturaleza en su labor de reclamar justicia contra un ser humano cegado por las ansias de posesión y expansión. Los cinco temas que vertebran el EP son en realidad cinco Yokais (criaturas) japoneses en los que se encarna el derecho más primitivo, la supervivencia y la defensa.
Escuchar a Dûrga es como mirar a través de la diminuta pero valiosa mirilla de un árbol y contemplar cuánto hemos hecho como especie. Hay lugar para la calma, la reflexión y la ira. Por eso «Venjança» es un viaje de no retorno hacia la contemplación. Es cruzar un puente de la mano con cinco monstruos tan reales como la vida misma y dejarse llevar. ¿Miedo? ¿Frustración? ¿Cargo de conciencia? ¡Quién sabe! Para cada uno es un mundo de revelaciones. Para mí, toda una experiencia sonora y conceptual. Dûrga es, definitivamente, la personificación del post rock más certero y reflexivo que haya pasado en los últimos años por las salas de Levante, y cuánto me alegro de ello.