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De Gira con Bad Religion. Capítulo final; ¿Madrid?

Cuando te vas a cruzar media España en una semana y dependes de Renfe, hay miedo. Siendo extremeño estoy más que acostumbrado a retrasos y cancelaciones. Es algo con lo que he estado conviviendo durante bastante parte de mi vida. Por el contrario, esta vez estaba más tranquilo; todas las conexiones entre las distintas ciudades de la gira eran en AVE y eso me daba seguridad. Sin embargo, el destino quiso que a hora y media de llegar a casa y poder disfrutar del concierto de Madrid, todo se truncara.

Al llegar a Zaragoza, el AVE procedente de Barcelona con destino Madrid se paró durante más de veinte minutos. Pasado este tiempo nos informaron de que había una avería grave en un tramo de vía en Aragón, y que era imposible llegar a Madrid en AVE. Pocas explicaciones, mucho caos y a buscarse la vida. No había buses, no había blablacar, no había voluntarios para compartir coche de alquiler (aunque probablemente tampoco hubiera). Así que me quedé en tierra.

El bajón fue considerable y aún me dura a la hora de escribir estas líneas. «Pero si ya los has visto mil veces» me decían muchas y muchos. Da igual. Los vería cada día de mi vida. Además, era el broche a la gira, el acabar en casa, y el ver a muchos amigos con los que celebrar que la vida había vuelto a la normalidad.

Es por eso que esta vez no puedo hacer una crónica de lo que sucedió en el Wizink Center el pasado sábado 21 de mayo. Aún así, he recolectado opiniones de amigos que sí estuvieron presentes y puedo trasladároslas.

Blowfuse estuvieron en su línea pero me cuentan que el sonido se escuchaba bajísimo. Es una pena que aún a día de hoy aún se pueda intuir una brecha en el sonido de los primeros grupos y los últimos. Más si cabe, cuando estos primeros grupos gozan de una potencia y una actitud como los catalanes. A buen seguro que el grupo se vació sobre el escenario como nos tienen acostumbrados. Eso es algo que Blowfuse no negocia.

(foto: Antonio Linoleum)
(foto: Antonio Linoleum)

Sobre Pulley, me comentan lo mismo. EL sonido no dejó contento a nadie, y parece ser, que esta vez la actitud de la banda estuvo por debajo de las actuaciones anteriores. Los días pasan y las giras se hacen pesadas. Es posible que el grupo acusara el cansancio y que, como ya dije anteriormente, creo que la banda se encuentra mucho más cómoda en escenarios más pequeños que el grande y oscuro del Wizink. Una pena porque me consta que mucha gente en Madrid les tenía muchas ganas.

(foto: Antonio Linoleum)
(foto: Antonio Linoleum)

De Millencolin me dicen que parecieron un quiero y no puedo. Que tienen las mejores intenciones pero que parece que se les ha acabado la gasolina. No puedo estar más de acuerdo. Desde que han lanzado álbumes repletos de medios tiempos, se han acomodado en esos ritmos y nunca volverán a ser lo que fueron. Ley de vida. Tampoco gustó que no sonaran temas como «Bullion» o «Finger Crossed». Aún así, hay un alto porcentaje de asistentes que acabaron contentos con la actuación de los suecos. Cuestión de ánimos, ganas y opiniones. Yo esta vez, no puedo mojarme.

(foto: Antonio Linoleum)

Suicidal Tendencies volvió a demostrar que tienen un directo apabullante y, aunque la gente que iba a escuchar punk rock noventero no tuviera mucho interés, me cuentan que captaron la atención del personal y que Ty Trujillo fue la gran atracción. Es cierto que ver a un chaval de casi dieciocho años comerse el escenario impresiona. No nos vamos a engañar.

(foto: Antonio Linoleum)

En lo que sí parece haber unanimidad de opiniones es en la actuación de Bad Religion. Me vuelven a decir que estuvieron excelsos. Tanto el sonido como el setlist a acompañó a los Angelinos e hizo que el público volara con ellos. Al igual que volaron minis y se formaron pogos a lo largo de todo un pabellón entregado. Greg hizo una gracia acerca de haber estudiado español hacía años, y sobre no acordarse casi de nada. Creo haberla escuchado en otras ocasiones. Tampoco faltaron los dedos de los asistentes apuntando al cielo siguiendo el camino que les marcaba el dedo índice más famoso de toda la escena; el de Graffin.

(foto: Antonio Linoleum)
(foto: Antonio Linoleum)

Así terminó un semana que jamás podré olvidar. El incidente del sábado no empañará el haber podido pasar una semana escuchando música en directo casi a diario. El poder haber disfrutado de Bad Religion en recintos de mil, tres mil, o cinco mil personas. El compartirlo con los amigos y amigas que tengo en Málaga, Valencia y Barcelona. El haber hecho nuevas amistades. El haber podido asistir a La Resistencia el día que Jay y Brian fueron entrevistados. El haberme cobrado los dos años que la maldita pandemia nos robó a todas y todos.

(foto: Antonio Linoleum)
(foto: Antonio Linoleum)
(foto: Antonio Linoleum)

También me ha tocado pasar ratos de soledad. Hacerme 2843 kilómetros. Tener golpes morados, verdes y amarillos por todo el cuerpo. Lavar las zapatillas en baños de estaciones de tren. Tener ampollas en todos los dedos de los pies. Comer regular y tener momentos de cansancio total. Aún así, he sido capaz de disfrutar de todos estos «inconvenientes» siendo consciente de que tenía que exprimir cada segundo de esta semana. Yo lo he vivido al 120%, y espero que vosotras y vosotros hayáis disfrutado de esta experiencia que por aquí os he ido contando. Nos vemos en la próxima, el blog continua y la música también.

De Gira con Bad Religion. Capítulo III: Barcelona

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