Una vez más es Móstoles el lugar donde se fragua esta batalla. En esa ciudad no parecen cansarse de hacer música, de todo lo que conlleva esta forma de vivir y de la pasión que se siente cada día. Esta vez la banda se llama Bosna y, desde luego, no es un grupo más, sino que es un proyecto de lo más interesante que he visto durante los últimos años. Jamás el ser humano es su primer trabajo, aunque escuchando cada tema pareciera que llevaran años componiendo juntos.
El nombre de la banda, hace referencia a la región de Bosnia, cuyo nombre en bosnio se escribe así. Esto no es casualidad, pues, al menos este primer disco, es un monográfico sobre la guerra que asoló aquella zona en la primera mitad de la década de los 90. A base de crust, nos relatan la exasperación producida por un conflicto bélico en el cual se cometieron innumerables atrocidades fruto del odio, la xenofobia y, como no, las malditas fronteras.
En lo respectivo a lo musical, nos encontramos con una combinación muy medida entre fracciones de mucha zapatilla y medios tiempos. Se pueden disfrutar introducciones lentas, cargadas de gritos de rabia y desesperación, con una progresión ascendente que desemboca en ritmos rápidos y melodías desgarradoras. Este es el caso de «Ecos de tormenta», «No hay perdón», o «La tumba del mar nuestro», en las que los sonidos limpios dan lugar a guitarras distorsionadas y acordes del averno.
‘Guerra, desolación, sangre, indiferencia’ son palabras que solo pueden proyectarse mediante el llanto o la cólera. En el caso de «Hasta cuando» la segunda opción es la escogida. Una furia guiada entre riffs revienta-cuellos que estremecen cada milímetro de la piel. Bajo mi punto de vista, esta es una de las mejores canciones que he escuchado en mucho tiempo, de las que ponen los sentimientos a flor de piel.
[bandcamp width=100% height=120 album=2906252303 size=large bgcol=333333 linkcol=e32c14 tracklist=false artwork=small track=709880684]
Otro de los temas que dejan seña es «Jamás el ser humano se había atrevido», la cual comienza como un auténtico torbellino que da paso a interludios pausados, para acabar finalizando a golpes de locura. Son cerca de siete minutos de pura rabia que se hacen incluso cortos, y lo dice uno al que le gustan las canciones de menos de un minuto.
Cabe mencionar la colaboración de Fon (Wild Animals), desgañitándose en «El aliento de la rebelión». El sonido, siempre auténtico, producto de ‘Como churros grabaciones’ y la portada, de Victoria Fernández Oruña. Por cierto, algunos temas me recuerdan al rollo que tenía Ura y eso siempre es buena señal. Así que venga, a pulirse el disco veinte veces y montar conciertos a estos chavales, que te ponen el garito patas arriba.